martes, 17 de mayo de 2011

EQUIS / NO EQUIS

       Suelen llegar a mi correo mensajes periódicos con “recomendaciones del día” de FUNDÉUFundación del Español Urgente, patrocinada por el BBVA y asesorada por la RAE. Se trata de indicaciones sobre la corrección o aceptabilidad de determinadas palabras o expresiones. Una de las últimas, que quiero comentar, es esta:

"La nueva Ortografía de la Real Academia Española considera válidas las expresiones formadas por el adverbio no seguido de un sustantivo: «no violencia», «no renovación», «no fumador».
Aunque hasta la aparición de la nueva Ortografía se consideraba incorrecta la construcción  no+sustantivo, el nuevo texto académico señala que no hay ningún inconveniente en que el adverbio no funcione como un prefijo antepuesto a sustantivos abstractos, especialmente los que se derivan de verbos, y a sustantivos que designan clases de seres.
El adverbio se escribe separado y sin guion intermedio: «no apoyo», «no intervención», «no aprobación», «no asistencia», «no violencia», «no renovación», «no fumador», etc. 
Así, son correctas frases como las siguientes: «Con motivo del Día Internacional de la No Violencia, el Ayuntamiento organizó una actuación de títeres», «Los no fumadores reclaman en El Retiro el derecho a vivir sin humo de tabaco» o «Le han comunicado la no renovación de su carné de conducir».”

Como casi todo en esta vida es opinable, me acojo a esa opción para mostrarme contrario a tal doctrina. Últimamente, la RAE está muy permisiva: todo vale si la gente lo dice. Olvida la docta casa que no se creó para refrendar el uso, que se legitima a sí mismo, sino para guiarlo; su función es prescriptiva, y nadie la ha eximido, por muy pasados de moda que estén ahora el dictado de normas y la asunción de obligaciones. 

          Sabido es que, en castellano, como en otras lenguas, la forma de negar lo expresado por un sustantivo o adjetivo (o incluso verbo) no es única. Tenemos piezas léxicas con valor específico de oposición o de contrario: “fealdad – belleza”, “alto – bajo”, “silencio – ruido”, etc.; además, están los prefijos, y no uno solo, sino varios, con diferente vitalidad y distribución, según los ámbitos léxicos): “descomposición”, “intratable”, “afonía”. Este último medio presenta, además, una notable aleatoriedad, puesto que los lexemas se prefijan con uno u otro morfema negativo, sin seguir una clara regularidad: *incomposición, *atratable, *defonía, por ejemplo. Sin tener que entrar en más detalles, veo una riqueza en este modo diverso para la generación de vocablos, que contrasta con la posible existencia de una forma única y universal de negación. 


          Pues ese es el motivo por el que no creo conveniente aceptar la fórmula “no+sustantivo”, que adelgaza y debilita la lengua. De un tajo, hace prescindibles los antónimos, tanto los de origen lexemático (“alegría” – “tristeza”), como los morfemáticos (“desaprobación”, “inoperancia”). Y así, se junta el hambre con las ganas de comer: la inclinación de una buena parte de los hablantes a la comodidad y al mínimo esfuerzo, y consagración oficial de mecanismos simplificadores y reductores del arsenal de recursos de la lengua. Al final, todo lo que no sea “equis” será “no equis”.

          ¡Cuántas veces nos hemos lamentado del empobrecimiento que suponen las llamadas palabras “ómnibus” (“cosa”, “hacer”…)! El esquema constructivo “no+sustantivo” es de esa índole y no se entiende, por tanto, el respaldo académico.

5 comentarios:

  1. Qué buen articulo, amigo Jaramos. Tambien me cuento entre los que se preocupan por el empobrecimiento del idioma,pero de ahí a poder desplegar una dialectica como la tuya en su defensa hay un largo trecho.
    Gracias y un saludo.

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  2. Muchas gracias, amigo Arcadio.
    Espero de un momento a otro alguna reflexión tuya sobre el movimiento / movida "Democracia real, ya".

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  3. Según la Teoría de los rangos, formulada por Jespersen y reelaborada por L. Hjelmslev, el sustantivo es una palabra de rango primario y el adverbio de rango terciario. Este solo se combina con palabras de rango secundario o terciario. Es decir, solo complementa a un verbo, un adjetivo u otro adverbio.
    Excelente exposición la tuya.
    Saludos

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  4. Totalmente de acuerdo. Creo que se equivocan (que no que "no aciertan")al hacer estos cambios. Otra cosa que realmente me ofuscó, fue la supresión de tildes en palabras como Solo, la cual ya no es sólo o solo, sino, solamente Solo. Vamos, tantas oraciones copiadas, tantos puntos perdidos por acentos, para que ahora los quiten de un sórdido soplido...

    Un saludo.

    PD: He buscado esta entrada entre tantas, porque anoche me la recomendó leer Antonio García

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  5. "Vamos, tantas oraciones copiadas, tantos puntos perdidos por acentos, para que ahora los quiten de un sórdido soplido..." Es un poco cruel, ¿verdad? En otro post anterior comento la "reforma" de la ortografía y propongo la mía propia. Gracias por la visita. Al instigador de ella ya se las daré de forma oral, ya que al parecer no mete su pluma en los blogs, jeje. Salud(os).

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