Confieso que, desde que oí esta palabra en Málaga unos veintitantos años atrás, me llamó bastante la atención: “convenío”, con acento en la “i”. Y también es verdad que me despertó un cierto interés y ganó mi estima, en parte por el contexto en que ella y yo nos conocimos -razón sentimental- y en parte, creo, por lo que voy a tratar de explicar -motivo estrictamente lingüístico.
Se trata de una pronunciación erosionada del participio del verbo “convenir”, con el significado de “interesar”, beneficiar”, “aprovechar”. Se aplica a personas y tiene el sentido de ‘interesado’, ‘egoísta’, ‘que solo mira su propio beneficio y actúa en su provecho’. Aparece, que yo sepa, sólo en el registro coloquial y principalmente en frases insultantes (*), como “¡Eres un convenío!”, “No es un buen amigo, na más un convenío”, “Se ha vuelto un convenío”...
Con tal valor semántico y morfosintáctico, constituye una innovación en nuestra lengua, una auténtica creación. Como se sabe, en la mayoría de los verbos intransitivos, como “convenir”, no se emplea el participio (que conserva su identidad pasiva) fuera de las formas compuestas. Ni siquiera como complemento de un nombre. Así, junto a “Países conquistados”, “Animales muy temidos”, “Palabras dichas”, “Piernas depiladas”, etc. , con verbos todos transitivos, sería incorrecto decir “Hombre brincado”, “Paraguas carecido”, “Gato pertenecido”, etc.
Hay excepciones, como la de los intransitivos que permiten la alusión a estados permanentes (“aspecto perfectivo”): “Niños nacidos…”, “Público llegado de …”, “Anciano fallecido”, etc. O bien, y estas me interesan más, cuando se aplica una especie de contorsión retórica (“metonimia”) y se dice, “Chiquito, aquí hay que venir cagado y meado”, “Esa mujer no es muy leída”, “Tu padre es una persona muy trabajada”, “Estamos ya muy viajados”, “Es una familia venida a menos”, etc. Ayer oí a una locutora de radio rogar a los tertulianos que viniesen de casa “ ya respirados”, para no tener que hacerlo en el estudio y evitar así ruidos de fondo.
Pariente de la mayoría de estos que cito me parece “convenido”, en su génesis y en su índole lingüística. Creo que se trata de un uso retórico, apoyado en una analogía con “interesado”, cuya significación es idéntica o muy próxima (en el sentido del verbo “interesar” como ‘actuar por mero interés’, no en el de “sentir o mostrar interés’). Pasa a funcionar, así, como una especie de sinónimo coloquial suyo. Los dobletes e incluso tripletes son muy habituales en las lenguas. En cuanto a la extensión de su uso y su vitalidad, me da la impresión de que el término se mantiene en un nivel más bien bajo (¿aún?), e incluso que se circunscribe al habla juvenil. He encontrado este único testimonio documental, recogido en el muro de una red social, donde el “hablante”, que al parecer no puede entrar de momento en otras más estimadas, y sólo por eso, se sirve de Fotolog para colgar su foto y sus mensajes; es lo que le lleva a autodefinirse, negativamente, como “asquerosamente convenío” : http://www.fotolog.com/joxe46/34513550. Dije al principio que a la palabra le tomé cierta inclinación. Aparte de los factores circunstanciales que dije, veo en ella la fuerza expresiva propia de toda creación retórica, para mí ostensible cuando comparo mentalmente “interesado” y “convenido”, y percibo la mayor intensidad del segundo término y el pequeño toque de imaginación, originalidad y arte. Además, como innovación creo que goza de una cierta justificación, pues tiene su hueco propio en el seno del campo semántico que lo acoge, aunque ese lugar sea humilde y sólo de carácter coloquial. La legitimación de los préstamos y los neologismos proviene de su capacidad para rellenar una laguna preexistente o promovida, o al menos la virtud de no desplazar a un vocablo autóctono. “Interesado”, con el que en todo caso podría temerse cierta competencia, pertenece a otro nivel sociolingüístico, como he dicho, y adolece además de polisemia.
Os invito a que adoptéis, pues, la palabra “convenío” / “convenido”, reconociendo que lo soy, un poco, al hacerlo.
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(*) En El gran libro de los insultos (Madrid, La Esfera de los Libros, 2008, p. 264), P. Celdrán recoge el derivado “convenenciero” en algunos lugares de Albacete, así como también “conveniencias” en pueblos de Castilla y león, e incluso “comenenciudo” en Cabanillas, Navarra, con la reducción consonántica de raigambre aragonesa. Todos poseen un significado idéntico o muy similar al que he asignado a “convenido”.