martes, 6 de febrero de 2024

ZORRA | EUROVISIÓN2024

Como muchos sabrán ya, la canción ganadora del último concurso musical Benidorn Fest es la que RTVE ha propuesto este año, según lo acordado, para participar en el popular Festival de Eurovisión. Tiene un título llamativo, que causa sorpresa: la palabra «zorra». Está siendo bastante comentada la decisión de Televisión Española e incluso hay quien cree que no será admitida por Eurovisión o tendrá problemas para serlo. Ya que está de actualidad, me propongo en las líneas que siguen exponer una breve información sobre el término y sobre la legitimidad de su uso, en general y en este contexto musical en particular.

El término «zorro» posee en español varios significados o grupos de significados. Uno de ellos, el más noble, diríamos, es el que nombra el animal de todos conocido, el odiado «cazagallinas» de muchos corrales, de la familia de los cánidos; su denominación científica es Vulpes vulpes, de donde el sinónimo «vulpeja»; también se le llamó «raposo». De todos los valores que recoge el diccionario de la RAE, el más despectivo o negativo lo adopta en femenino, y no es otro que ‘prostituta’. En esa misma obra académica aparecen más variantes semánticas, que posiblemente enlazan con ciertas características del animal que llamamos «zorro», pero que pueden aplicarse a otras especies e incluso a humanos: «cuco», «taimado», «perezoso», «lento», etc

El título de la canción eurovisiva se ubica claramente en el campo semántico relacionado con el meretricio. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el vocablo, sin salir de este ámbito significativo, ostenta acepciones menos duras o extremas, que son quizás las más frecuentes en el habla cotidiana: mujer de costumbres poco honrosas o de moral dudosa o laxa, fresca, resuelta, atrevida, ordinaria, desvergonzada’, sobre todo ―aunque no exclusivamente― en lo referente al sexo en sentido amplio. Según creo, es esta la perspectiva semántica que se atisba tras el nombre de la canción «Zorra», tal como se aprecia, además, a lo largo de las estrofas y el estribillo:

Si salgo sola, soy la zorra;

si me divierto, la más zorra;

si alargo y se me hace de día,

soy más zorra todavía.

 

En síntesis, el texto, de raigambre claramente feminista, es una invectiva contra la mentalidad machista, que menosprecia a las mujeres si se comportan huyendo de trabas y prejuicios trasnochados. Termina con una especie de advertencia, casi amenaza, que juega, ingeniosamente, con los términos «zorra» y «chacal»:

Yo soy una mujer real (zorra, zorra, zorra)

Y, si me pongo visceral (zorra, zorra, zorra,)

de zorra pasaré a chacal,

te habrás metido en un zarzal.

Algunos periodistas especializados han apuntado la posibilidad de que los responsables del festival censuren la letra y obliguen a los autores, el veterano dúo Nebulossa, que son también los intérpretes (María Bas, Alicante, 1968, y Mark Dasousa, Alicante, 1974), a sustituir o borrar algunas expresiones, basándose en una norma del reglamento que prohíbe los términos indecorosos u ofensivos. Ya ha ocurrido con otras, como por ejemplo con la canción española «Baila el chiki chiki», de Chiklicuatre. Sinceramente, yo no veo motivo que pueda fundamentar tal decisión. En efecto, la palabra «zorra», que, con fondo despectivo, puede representar un insulto en la comunicación diaria, no es utilizada aquí como tal ofensa, puesto que reproduce «lo que dicen, lo que llaman» otros, muchos, a las mujeres cuando, en opinión de ellos se salen de la norma, supuestamente indiscutible e inmutable. Es una palabra ajena, es un discurso que queda invalidado. Las cosas no son ya como creen algunos aún. Y continúa afirmando con orgullo, con tono de desafío:

Estoy en un buen momento (zorra, zorra),

reconstruida por dentro (zorra, zorra).

Y esa zorra que tanto temías se fue empoderando

y ahora es una zorra de postal (zorra, zorra, zorra)

a la que ya no le va mal (zorra, zorra, zorra),

a la que todo le da igual.

Lapídame, si ya, total,

soy una zorra de postal.

 

No veo yo mal gusto, ni injuria, ni insulto, ni agravio que lleve a suprimir tal o cual verso, de este conjunto que constituye un poema, de mayor o menor calidad literaria, esa es ya otra historia. Lo único que aprecio es una crítica cantada, por cierto con una melodía sencilla, pegadiza, penetrante, y una base de percusión intensa y poderosa, que le da un aire épico; una sátira que situaría en el grupo de aquellas denominadas hace décadas, en conjunto, «canción protesta», del que formaron parte artistas y obras de tanto mérito y talento. No estaría mal que volviera a estos tiempos aquella moda.

2 comentarios:

  1. Muchas gracias, José Antonio. Muy cultural y apropiado comentario, porque las redes se enredan en sacar las cosas de quicio y terminan con que todo el mundo se estampe contra los quicios. Ya veo muy poca tele y hasta me ahorré ver el festival. Cosas de uno. Gracias, de nuevo.

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  2. El festival no se ha celebrado aún, creo. Gracias por leer y comentar mi escrito.

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