miércoles, 21 de diciembre de 2011

REGALO DE NAVIDAD


Me quedo con la faceta obsequiadora de la Navidad y os deseo los mejores regalos. Por mi parte, voy a cumplir con este presente literario, debido a una extraordinaria escritora americana en castellano. ¿No puede ser una cosa bastante sana pensar de vez en cuando en las musarañas? Un cálido abrazo.


MUSARAÑEANDO
          Hoy vi una  musaraña. Pienso a menudo en las musarañas. Pero hoy incluso estudié una musaraña. Pobrecita mía, es un animal chiquito, gris, con el morro demasiado largo en proporción a su cuerpo. No es bonita la musaraña. ¿Por qué, entonces, tiene un nombre bonito, unos significados casi místicos, románticos? Quizás antiguamente fuera un animal doméstico, cariñoso. ¿Será porque es el más pequeño de los mamíferos? La que yo vi estaba muerta, un poco más grande que el dedo pulgar. Un ratoncito, pensé. Pero, cuando me acerqué, vi que no, que tenía la cara alargada y me acordé de haber mirado la palabra en un diccionario ilustrado hace años. Sí, vi una musaraña. Intentaré volver a olvidar su aspecto y pensar en la belleza de su nombre. Intentaré pensar en las musarañas más a menudo.

                                                                   Sharon E. Smith, Dicho sea de paso

lunes, 5 de diciembre de 2011

PATRONAS


               Los malos tiempos empujan a buscar donde no hay, a agarrarse a un clavo ardiendo, a vender  -si hace falta-  el alma al diablo. O a la divinidad: estoy seguro de que abundan en nuestro país, y quizás en otros, bastantes hombres y mujeres que han vuelto a mirar a Dios, a Jesús, a la Virgen, para suplicarles ayuda, para clamarles, “gementes et flentes”, que los auxilie “in hac lacrimarum valle”, donde transitan una infeliz jornada.
               La tradición cristiana nos ha legado la costumbre de nombrar a la Virgen María patrona de ciudades y pueblos, con advocaciones diferentes. En realidad, los nombres de la Santa Madre son numerosísimos y de lo más variopinto, muchos de los cuales califican una faceta de la Señora y, a menudo, una dimensión de su amorosa dedicación protectora. Además de las archiconocidas Virgen del Carmen (patrona, entre otros muchos lugares, de Haití) o la Inmaculada Concepción (patrona de los Estados Unidos, junto a otros muchos protectorados), encontramos denominaciones menos habituales, como Nuestra Señora de los Ojos Grandes, patrona de Lugo, o Nuestra Señora del Tremendal, de Teruel; Nuestra Señora de Caños Santos es la patrona de Cañete la Real (Málaga): allí todo es “caño” o “Cañete”, incluso las niñas llamadas como su Virgen, a las que se dirigen cariñosamente los lugareños con el diminutivo “Cañito” (a veces con pícara mutación de la vocal de la primera sílaba). Fuera de nuestro país, los colombianos veneran a Nuestra Señora de Chiquinquirá y los venezolanos piden favores a Nuestra Señora de Coromoto. Desconozco si, como en el pueblo malagueño, se bautizan niñitas con los nombres de sus vírgenes y, por supuesto, si les dicen “Chiquinqui” o “Corito”, por ejemplo.

http://www.todocoleccion.net/tema-virgenes-bonita-serie-venezuela-n-1171-1180~x26321011
               En mi ciudad, tenemos la fortuna de que la patrona sea la Virgen de los Remedios, designación oportunísima para sembrar ilusión en los corazones de tantos paisanos abatidos por la crisis. Realmente, la mayor parte de las vírgenes de aquí tienen nombres muy apropiados para la confiada invocación en momentos de penuria. Además de la patrona, están la Virgen de la Esperanza, la Virgen del Perpetuo Socorro, la Virgen del Consuelo, María Auxiliadora, Nuestra Señora de la Victoria, entre otras. En general, a lo largo y ancho del mundo católico, predominan las advocaciones con sentido de protección, de ayuda, de apoyo, de beneficio…, como Nuestra Señora de la(s) Merced(es) (patrona de Barcelona), la Virgen de la Paz, Nuestra Señora del Refugio (Pontevedra), Nuestra Señora de los Desamparados (Valencia), la Virgen de la Caridad, etc.
               Otras vírgenes con nombres que denotan desgracia, sufrimiento, abandono o postración, parecen invitar poco al filial acercamiento. Sin embargo, más bien apuntan a lo contrario, pues la Virgen de los Dolores, la del Espino (Soria), la de las Angustias (Granada), la de la Amargura, Nuestra Señora de la Soledad (Badajoz), la de las Lágrimas se miran como fuentes de alivio generoso de todos esos infortunios.
               No tendrán queja, pues, los creyentes. Disponen de una divina  -y poliédrica-  madre a quien levantar confiados las manos , en estos aciagos días, y pedir… lo que sea que en cada ocasión necesite su alma y su cuerpo, tanto “milagros”, “remedios”, “socorro perpetuo”, “consuelo”, “paz”,  como desaparición de “dolores”, “angustias”, “lágrimas”, etc. ¡Vaya suerte!

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