lunes, 11 de julio de 2011

BODAS

               He participado este fin de semana en mi enésima boda. A estas alturas, tales celebraciones no presentan, para un invitado de mi veteranía, ninguna novedad ni casi atractivo. Todo discurre según lo esperado. Eso me da una cierta capacidad de distancia y de reflexión. No me zambullo ya en el mar de la fiesta con tanta voracidad y ansia de jolgorio, que no me permitan dejar fuera al menos la cabeza y mantenerla despejada para mirar, pensar y analizar.
               Las fiestas y celebraciones tienen como fin vivir colectivamente la alegría por un hecho o acontecimiento positivo trascendente, decisivo, que la suerte, el esfuerzo o la simple decisión personal ha hecho que ocurra a los fiesteros, convocados y convocantes.
               Contraer matrimonio siempre ha sido motivo de fiesta: almuerzo, tarta, brindis, música, baile… Se supone que el factor desencadenante es la alegría, tanto de los novios, como de sus familiares y amigos, porque se inaugura una etapa más o menos diferente en la relación entre los novios, al formalizarla administrativa y, con frecuencia, también religiosamente.
               Antiguamente, el día del casamiento era mucho más que el de la ceremonia y el trámite. Significaba, por ejemplo, el abandono de él y, sobre todo, de ella de la casa paterna para vivir en la propia y, por tanto, el término de la convivencia cotidiana con los padres durante tantos años, desde el nacimiento. Suponía el inicio de la relación sexual, la pérdida de la virginidad, pues casi siempre llegaban a la noche de bodas inmaculados, algo más frecuentemente las mujeres que los hombres. Era el acto fundacional de una familia y la creación de un marco para la acogida de los hijos, que muy pronto se pondrían en camino. En el contexto de una ceremonia con tenor de solemnidad, en la que no era factor secundario la indumentaria de los contrayentes, simbolizaba, por último, la eclosión definitiva del amor pleno, de aceptación consciente y entrega mutua, después de unos años de noviazgo, es decir, de acercamiento, de conocimiento, de adaptación… progresivos.
               Este tipo de bodas ya no existe. Así, se dan casamientos de parejas que llevan bajo el mismo techo algunos años y que , en ocasiones, tienen hijos incluso; a veces, se trata de segundas nupcias, después de uno o varios divorcios. En casi ningún caso, los jóvenes llegan vírgenes al matrimonio y muchos han sido promiscuos desde la adolescencia, han compartido casa con personas del otro sexo (pisos de estudiantes, por ejemplo). El principal propósito no es tener hijos, etc.
               La vida ha cambiado entre nosotros. Mucho. Por lo que se refiere a las bodas, no seré yo quien, tras distinguirlos, juzgue moralmente las costumbres del pasado frente a los usos del presente. Pero de lo que no me cabe ninguna duda es de que los casamientos de antes eran actos mucho más trascendentales, pues inauguraban más cambios, y más serios y hondos, en la existencia de los novios; era, como se decía, el comienzo de una “vida nueva”. Tal vez por eso, la ceremonia resultaba mucho más emocionante, la celebración mucho más intensa, la fiesta bastante más justificada. Hoy se da mucho el casorio civil, simple y falto de relieve, frente a la deslumbrante y espectacular teatralidad de la liturgia religiosa.
               Será por todo eso por lo que me aburro desde hace tiempo cuando he de asistir a un enlace, siendo todos, además, ya tan iguales (o así los veo yo) en el fondo y en la forma. Que conste que no reivindico el pasado, sencilla y llanamente porque reniego de las fiestorras de himeneo (entre otras) de ayer, de hoy y de mañana y, si de mí dependiera, todo se reduciría a decir “sí” delante del cura o del juez o del alcalde, echar la firma y adiós muy buenas.

11 comentarios:

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  2. Justo este fin de semana tuve yo una interesante conversación con mi suegra sobre las bodas. Ella es tremendamente religiosa, católica practicante, de las que conciben el matrimonio como algo sagrado que se rubrica ante Dios y supone un compromiso para toda la vida, algo que no se puede deshacer alegremente. La pobre estaba indignada por el hecho de que la mayoría de casamientos más recientes que han tenido lugar a su alrededor (amigos, familia, vecinos y demás) no han sido más que teatrillos con un fin casi siempre recaudatorio.

    Yo, que llevo con su hijo desde el año de Maricastaña y no tengo la menor intención de pasar por el altar, aproveché la ocasión de usar esta boca modelo buzón de Correos que la genética me ha dado para defender abiertamente mi postura antibodas. Pese a que tiene una mentalidad más bien chapada a la antigua en muchos aspectos, en ocasiones como esta me sorprende su tolerancia. Sé que no es de su agrado que yo no cruce el pasillo de la iglesia blanca y radiante, pero sabe que hacerlo sería ir en contra de mis principios. Sabe también que no voy a jurar amor eterno ante un representante de un Dios en el que no creo y una doctrina eclesiástica que me ha decepcionado; también sabe que si quiero o necesito algo en la vida, me voy a romper los cuernos por conseguirlo, sin necesidad de montar circos con tres platos, tarta, barra libre y discoteca para que los demás me lo costeen, casi siempre a regañadientes. Supongo que, a estas alturas, le basta con la certeza de que por su hijo mato y doy la vida.

    Y creo que, precisamente, por eso me quiere y me respeta.

    ¡Saludos!

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  3. A mí también me aburren las bodas. Y sí, es cierto que el factor ritual se ha perdido en nuestra sociedad. Han muerto los ritos como hacedores de etapas de la vida y que se plasmaban en una ceremonia. Por eso me interesan tanto los pueblos llamados primitivos: ellos tienen todavía en su psique la importancia del rito. Era un mundo más controlado y sometido a la autoridad de los mayores y de la tradición, pero la vida tenía otro sabor frente al gris del tiempo que nos ha tocado vivir. Somos más libres, no cabe duda. Veo con alegría que un de los miembros de la familia política es gay y viene con su pareja a las fiestas y celebraciones. Esto era inimaginable hace veinte años y ya no quiero ni pensar en hace más tiempo. Sin embargo, creo que hay pulsiones que nos llevan al rito, necesitamos los ritos y es una pequeña tragedia que hayamos tenido que cambiar la densidad del tiempo cíclico por la libertad de ser que nos conduce a la soledad tal vez.

    Me encanta viajar por regiones en que todavía existen los ritos.

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  4. Azote. La actitud hacia vosotros de tu suegra dice mucho en su favor. Y supongo que influye positivamente en la relación. Gracias por entrar y comentar. Salud(os).

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  5. Joselu, estoy contigo en que los ritos son necesarios, porque guían nuestros pasos y nos dan seguridad. También me gusta lo que tienen de espectáculo las ceremonias y los actos religiosos en general. Supongo que, en el fondo, les sucede igual a todos los formados en la tradición occidental (no digamos, la oriental). Gracias por tu visita y comentario. Salud(os).

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  6. No me gustan los bodorrios, aunque este verano tengo algunos ineludibles. Cuando me casé no hice ningún tipo de celebración. Suscribo tu escrito.
    Saludos

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  7. Tú eres un hombre inteligente, Antorelo. Salud(sos).

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  8. Pues si... parece que hoy casarse es algo menos trascendente. Algo así como una "probatura". Vamos a probar esta nueva forma de vivir y si nos va bien continuamos.
    Posiblemente sea mas racional, pero de la exageración de "hasta que la muerte os separe" hemos pasado al "a ver cuanto dura".
    Este verano se ha casado mi hijo y he vivido la situación en primera persona. Espero que estén enganchados y que la cosa dure.
    A propósito, creo que no se han comprado ninguna nevera porque cada vez que viene a casa vacía la nuestra.

    Saludos.

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  9. Amigo Castillo, hay parejas más o menos estables que se casan solo para reunir dinero y hacer un viajito. Como vemos, el matrimonio da para mucho, satisface muchas necesidades, incluso extramatrimoniales. Enhorabuena por esa reciente unión de tu hijo, que esperemos sea duradera y feliz. Gracias por tu visita y comentario. Salud(os).

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  10. hola q tal dnd puedo conseguir mas de estas fotitos espero tu respuesta a mi correo sergioma244@hotmail.com x fa gracais

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  11. Gracias por este blog tiene una tema muy buena me gusta mucho leerle excursiones en estambul

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