viernes, 3 de junio de 2011

LA PROFESIÓN DE ESTUDIANTE: LOS DEBERES.

          Ser estudiante es, además de una suerte, una profesión. Se ejerce de forma obligatoria y reglada durante unos diez años, desde los 6 a los 16, y luego, de manera voluntaria y con duración variable, dentro o no de instituciones públicas o privadas. Mis circunstancias me han llevado a ocuparme de pensar sobre dicha profesión y a intervenir en los colectivos que la desarrollan, efectuar evaluaciones de proceso y de resultados, elevar propuestas, sugerir cambios, etc. Como todos los profesionales, los estudiantes tienen asignadas una serie de tareas, encaminadas al logro de unos objetivos, en este caso de unos objetivos de aprendizaje. Hoy quiero fijarme en las primeras, más concretamente en las tareas que se conocen como “deberes” y que se desarrollan por la tarde, fuera de las aulas.
          A menudo, los deberes son el tormento de los padres y también de los niños, cuando estos  no saben o no quieren o no pueden llevar lo que de ellos pide su profesión. Cuentan de un chico que, después de pasar revista con la mirada a su videoconsola, su ordenador, su bici, su balón y otros objetos que llenaban el cuarto, exclamó para sí: “¡Con la de cosas que tengo que hacer, y tener que ponerme a hacer deberes!”.

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          Pero vayamos por partes. Preciso es distinguir, ante todo, tres tipos de deberes, diferentes entre sí por su contenido, por lo que exigen del ejecutor y por su trascendencia. Tenemos, en primer lugar, lo que se denomina en el argot escolar las “actividades”, que son ejercicios en los cuales se aplican unos conceptos y se realiza una serie de acciones de tipo práctico: operaciones matemáticas, confeccionar o completar gráficos, responder a preguntas a raíz de una lectura o relacionadas con la información encerrada en un tema del programa, etiquetar o conectar objetos, términos, etc. En segundo lugar, están los llamados “trabajos”, breves ejercicios de investigación o de creación de diversa temática, expresados oralmente, por escrito (en soporte papel o informático), con imágenes o utilizando un código mixto. Y, por último, nos referimos al estudio o memorización de una determinada información, supuestamente comprendida gracias a la explicación en clase o a la exposición del libro de texto o a la combinación de ambas, y destinada a ser expuesta en exámenes o preguntas de clase.
          Cada una de estas tareas exige un nivel de esfuerzo, un tiempo y  unas operaciones mentales diferentes. Las he ordenado de menor a mayor requerimiento. Efectivamente, el estudio o ‘asimilación de información para luego ser comunicada’ constituye la acción de aprendizaje que presenta mayor dificultad en general, aunque aquí, como en todo, influyen las peculiaridades individuales. Teniendo esto en cuenta, los programas escolares suelen prever que el grueso de los deberes sea del primer tipo en los cursos iniciales de Primaria, para ir introduciendo poco a poco las del segundo y las de estudio, a partir de textos muy breves, listas, etc., seguidos más adelante de exposiciones gradualmente más extensas y complejas.
          Uno de los grandes inconvenientes de la profesión de estudiante es que no se enseña, ni en el colegio ni en la casa, aunque resulta absolutamente necesario, vital, aprenderla. Salvo excepciones, cada alumno se busca la vida como puede y sobrevive según Dios le da a entender. Constituye, sin duda, un gran defecto del sistema. En lo que toca a los deberes, tiene este hecho una especial incidencia en la tarea más ardua, que es el estudio. Las diferencias individuales permiten que algunos atraviesen el obstáculo sin muchos problemas: desarrollan pronto y de modo casi espontáneo la serie de estrategias básicas necesarias y apropiadas, y avanzan en el aprendizaje sin grandes inconvenientes; estos son los considerados “buenos alumnos”. Otros no tienen tanta suerte, presentan menos predisposición mental y de actitud (porque hay menos respaldo y acicate paternos), que cuenta también mucho, y salen peor parados; algunos de ellos superan la dificultad con esfuerzo, dedicación y ayuda,  pero el resto pronto advierte que no está hecho para hincar los codos y se queda en el nivel de tercero o cuarto de Primaria.
          Si nos pusiéramos a observar atentamente, veríamos que en esos cursos es donde los grupos de aula se diversifican y los chavales, que hasta entonces han marchado todos a la par (han aprendido a leer, a escribir, a realizar las operaciones básicas, etc.), empiezan a mostrarse distintos, a “olvidarse” algunos de los deberes o a hacer tan sólo las “actividades”, a obtener malas calificaciones y a mostrar desapego por el colegio y lo que representa, mientras que los demás, sin ser tampoco un grupo homogéneo, mantienen una línea de trabajo más o menos aceptable, que los llevará a abordar la Secundaria e incluso el Bachillerato. Los primeros no culminarán en su mayor parte la Secundaria.
          En cierto modo, por tanto, el estudio y lo que a esa tarea concreta atañe puede decirse que dividen desde muy pronto a los alumnos y, si ni maestros ni padres lo remedian, predestinan a aquellos a los que, por la razón que sea, se les hace demasiado cuesta arriba este componente esencial de la profesión.


14 comentarios:

  1. Los deberes dividen también a padres e hijos.
    Hijos vagos que se aprovechan de la buena voluntad de sus progenitores, y saben que los deberes terminarán hechos a tiempo...y bien.
    Otra pequeña dictadura de los adolescentes nini....esclavos de las consolas, messenger y series de "culto".

    Salu2

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  2. Así es, Toni. Los padres nos convertimos muchas veces en cómplices de las faltas (por acción o por omisión) de nuestros hijos: les llevamos la mochila, les hacemos las actividades, pedimos un préstamo para comprarles la moto... En lo que se considera el "estudio" no podemos reemplazarlos, ocupar su puesto..., si es esa la única colaboración que se nos ocurre. Gracias por tu visita y comentario. Salud(os).

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  3. La estrategia más importante a seguir cuando eres estudiante, es buscar a una chica chapona de la que puedas copiar los deberes y te deje sus apuntes para fotocopiarlos.(Si además esta buena siempre te la puedes ligar, lo malo es que se acabará enfadando contigo y tendrás que buscarte por otra).

    A mi esta técnica me ha funcionado siempre,nunca he hecho los deberes, ni cogido apuntes... y salvo en la facultad que tuve problemas con micro y macro economía en el resto siempre me ha ido bien.

    Un abrazo,

    Rato Raro

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  4. Jajaja, qué troloso, ratazo embustero, jeje. Salud(os)

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  5. Estudiar require una buena dosis de esfuerzo y sacrificio, algo que, en los tiempos que corren, brillan por su ausencia. Esto es extensible a otros ámbitos. ¿Quién nos enseñó a nosotros estrategias de estudio?
    Saludos

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  6. Aún que no me creas querido amigo, lo que te conté es casi "verdad" a excepción de cuando tenía que entregar trabajos obligatorios que por desgraciada los hacia yo. Como estudiante siempre fui un vago redomado.

    Para aprobar los exámenes, a partir del instituto, me dedicaba a recopilar exámenes de otros años para saber que preguntas o temas solían caer. Hacía mis estadísticas y así no tenía que estudiarme todos los temas. La verdad es que no sacaba unas notazas (aunque en mi expediente académico figura algún que otro sobre) pero me llegaba para aprobar.

    PALABRITA DE RATO!!!

    Un abrazo,

    Rato Raro

    PD: Vale, supongo que no soy un modelo a seguir.

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  7. Supongo que me toca hablar como estudiante. A decir verdad no soy lo que se podría considerar como "buena estudiante", nunca he podido (ni he querido) llevar todo lo dado al día, confieso que me aburre (por lo general) estudiar. Prefiero, y creo que se aprende mucho mas, los trabajos, que si requieren un mayor esfuerzo por nuestra parte que el hecho de memorizar la noche anterior (o las horas que sean) x numero de páginas y que seguramente la semana después del examen no recuerdes ni cuatro líneas. Pero supongo que habrá quien si defienda acérrimamente la figura de los exámenes. Bueno, espero haberme explicado medianamente bien, perdón si no lo he hecho. ¡Un abrazo Jaramos!

    PD/ Rato, creo que tu trabajo de recopilación y estadística tiene ya mucho mérito de por si, casi mas que estudiar para el examen.

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  8. Te creo, amigo Rato. Y creo, además, que en esos años y con esas tácticas empezaste a ser lo original y rompedor de convenciones que intuyo que eres. No quisiste ser el clásico empollón y buscaste un camino personal y propio para sobrevivir en el sistema. Seguramente has seguido después abriendo caminos personales y propios en muchas más cosas. Creo que por eso me gusta lo que escribes. Un abrazo.

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  9. Diana, cuando terminé mi artículo y antes de subirlo, me asaltó el temor de que de él se pudiera deducir que defiendo el estudio como mejor y casi única forma de aprendizaje. Y no sólo no es así, sino pienso casi todo lo contrario. Tenía un compañero que un lunes sometió a sus alumnos de COU a un examen sorpresa escrito, con las mismas preguntas que las del examen del viernes anterior: tan solo aprobó un 40 o 50% respecto a los del vienes. Los exámenes y controles son parte de un sistema, en el que tienen sentido y son incluso necesarios. Lo que habría que hacer es, por tanto, ir derribando ese poderorísimo y asentadísimo sistema de enseñanza, y desterrar con él prácticas como los exámenes. Diana, te confieso que hubo un tiempo de mi vida profesional (cuatro o cinco años) en que las circunstancias me permitieron llevar la clase a mi manera en uno de los grupos asignados y, con mis dudas e inseguridades, salí adelante como pude, contra algunos vientos y mareas. Luego, fíjate lo que te voy a decir, vino la LOGSE y todo se fue al traste. Tuve que volver a los libros de texto y los exámenes (que antes no existían en mis clases), y sufrí un tiempo de cierta desorientación profesional. Hoy, ya un poco (mejor dicho, bastante) más veterano, creo que lo mejor es un método ecléctico, una mezcla de estrategias y enfoques, elegidos y combinados según las circunstancias de cada materia, cada profesor y cada grupo de alumnos. En mi generación éramos muchos los que pensábamos y actuábamos como te he descrito. Algunos, tal vez demasiados, buenísimos profesores, supercomprometidos con la innovación y la búsqueda,han terminado achicharrados. Perdona la extensión de mi respuesta, Diana. Ya sabes que los maestros tendemos a la verborrea a poco que nos den pie. Gracias por tu visita y comentario.Un abrazo.
    P.S.: Por cierto, ¿qué estudias? (si no es mucho preguntar)

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  10. No te preocupes por la extensión, encantada de leer tu respuesta.

    Entiendo perfectamente lo que dices, y he escuchado mucho de las críticas de la LOGSE, que comparto. Estudio 2º de Grado de Historia del Arte porque me cogió de lleno el tan polémico plan Bolonia. Formo parte siempre el primer curso de este nuevo plan y es un completo desastre, tanto por la adaptación que han hecho de asignaturas que en la licenciatura eran anuales y que pasan a ser ahora cuatrimestrales como por las nuevas materias, ya que nos ocurre a menudo que cuando comienza el curso el profesor va más perdido que nosotros.

    Mi queja viene, en cierto modo, por la forma de enseñar que me he encontrado en mi carrera. Hay profesores que no pretenden más que memoricemos datos y datos y datos, tal obra la hizo tal en el año tal, mide tanto, está en tal sitio... algo que a mí me parece completamente inútil. Si escogí esta carrera fue, entre otros motivos, para comprender por qué se evoluciona de un estilo al otro, no para memorizar algo que podría consultar fácilmente y que realmente me sirve de poco aprender. Cuando más he disfrutado lo que estudio ha sido cuando he tenido algún trabajo sobre algún libro o analizar una obra con todo su contexto.

    Claro que, así como hay profesores que hacen las clases realmente soporíferas, también he dado con algunos/as que desearías tenerlos en todas las asignaturas hasta el final de la carrera. Incluso logran que llegues al examen habiendo aprendido bastante más de lo esperado y no sólo de lo que tiene que ver estrictamente con su asignatura. Pongo de ejemplo mi carrera porque es lo que conozco, pero supongo que casos así habrá en todas.

    También veo que no se motiva de ningún modo la participación de los alumnos por regla general, tú estás sentado y te dan una clase que puede ser de una hora o dos y que sí, puede resultar interesante pero cuando llevas cinco horas seguidas escuchando un monólogo contínuo a mí me resulta imposible no terminar mirando al techo o pensar en qué me haré de cenar cuando llegue. Echo en falta algún tipo de interacción profesor - alumno, aunque sea una pregunta lanzada al aire y que nos hiciese pensar, no limitarnos a escuchar y escribir.

    Supongo que hasta lograr un cambio en este sistema que parece tan arraigado (y que demuestra no ser en absoluto efectivo, que es lo más grave) pasarán bastantes años, claro que no sé si a muchos de los que están en las "altas esferas" les interesa. Hace poco recibí un correo-cadena que venía a decir que cuando más ignorante sea el pueblo más perdurarán esta clase de políticos que tenemos ahora por lo que más podrán robarnos. Es triste, pero para mí tiene toda la razón.

    ¡Un abrazo!
    PD/ Ahora tendrás que perdonarme tú a mí.

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  11. Diana, en todo caso pídeme perdón cuando seas demasiado breve y concisa, jeje. Me encanta tu reflexión, porque, en mi opinión, das en el clavo en todos los puntos que tocas. Este mundo de la enseñanza está lleno de rutina, de falta de ilusión y responsabilidad... ¡Con la carrera tan hermosa que estás haciendo! Te deseo toda la suerte del mundo. Ahora comprendo las características y la calidad de tu blog. Salud(os).

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  12. ¡Muchas gracias Jaramos! me alegra mucho que coincidamos.

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  13. Gracias por este blog tiene una tema muy buena me gusta mucho leerle excursiones en estambul

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  14. Comparto mi experiencia como estudiante.
    Primaria hasta primer año de universidad.

    cuando ingrese a la escuela por primera vez tube la mayor suerte del mundo, tenia una gran maestra que me dio clases hasta 4 de primaria y eso fue lo suficiente para empezar por un buen camino como estudiante.
    Pase por muchas escuelas ya que a cada rato nos mudavamos y donde hiba sobresalia del grupo, tenia un gran potencial, cuando entre al nivel medio superior (preparatoria) todo lo que tenia... desaparecio, cuando entre a la prepa todo en mi cambio, ya no estudiaba, ni leia, hacia tareas a lo bruto.. cai en un vagismo :v
    pero bueno.. ahroa que entre a la universidad.. TODO CAMBIO, se trabaja a un ritmo muy diferente y ahora me doy cuenta que necesito a ese niño de antes.. quien se esmeraba en sus trabajos y le dedicaba tiempo a ellos... en fin ahora estoy recuperando mi forma de ser un estudiante antes de la prepa :3

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