miércoles, 25 de mayo de 2011

JÓVENES Y MODERNOS


          Comparable al deseo de volar como las aves, ha sido históricamente la aspiración del ser humano a la longevidad y a la eterna juventud. La diferencia está en que, mientras el primero se ha logrado con la ayuda de artefactos, la segunda tan sólo la han satisfecho personajes literarios o de leyenda, no reales  de carne y hueso. Por mucho que algunos/as se atiborren de brebajes, se restauren periódicamente las carnes y su recubrimiento, o se las afeiten con toda clase de mejunjes y pócimas, nunca podrán atrapar para siempre lo que es pasajero, ni siquiera hacer que se mantenga unas décadas más la mocedad, su verdor y lozanía. Aquello que emprendió la marcha ya no volverá.
           Pero hay quien no ceja en su empeño y, ya que no puede ir contra natura, busca una compensación y quiere al menos ser o parecer moderno, suponiendo una correspondencia entre ambas “cualidades”, juventud y modernismo. No me parece mala idea, sobre todo si significa dejar de estar anclado en el mismo puerto de por vida.
           Por su parte, lo moderno se iguala a lo actual, al presente, y tiene proyección de futuro. Se contrapone al pasado, lo condena, considerándolo el reino de lo antiguo; también se enfrenta  a lo viejo, que lleva a conectar la senectud con la antigüedad y la modernidad con la juventud. De donde se deduce que ningún anciano será jamás moderno y ningún joven, antiguo. Etc. La arbitrariedad o gratuidad de tales equiparaciones salta a la vista. Sobre todo si nos situamos en el orden intelectual, de las convicciones, de los valores y principios. Más visos de verosimilitud tienen en el campo de la moda, de los comportamientos, de los hábitos, de los gustos, etc.

         En nuestro país se agrega un par de factores más a esta red de opuestos conceptuales, cuando los concretamos en el terreno de las ideas políticas y otras áreas de pensamiento cercanas. Se trata, en primer lugar, la pareja 'progresista / conservador', también denominados (muy impropiamente, creo yo) de izquierdas y de derechas respectivamente.  El segundo elemento enlaza con el franquismo, carácter que se atribuye (mucho más impropiamente) a la derecha actual. Con lo que las cadenas de identificaciones son las siguientes: antiguo-viejo-conservador-de derechas-franquista / moderno-joven-progresista-de izquierdas-antifranquista.
          Sentada así la doctrina, que ha cuajado y reside en la mente de buena parte de los adultos y jóvenes españoles, nadie quiere ser tildado de conservador, por ejemplo, o, lo que es lo mismo, todo el mundo pretende ser progresista, moderno, etc.. Y, si sus ideas van por el otro bando, evita manifestarse tal como es, por temor al qué dirán; mucha gente de derechas siente, además, un auténtico complejo.
         La publicidad y el consumo (que configuran la mentalidad hodierna de la masa) han endiosado todo lo juvenil, alimentando un impulso ancestral, como decía al principio. Nuestro pasado histórico de cuatro décadas de dictadura ha distorsionado la imagen del pensamiento conservador o de derecha. Con lo que el modo de pensar que goza de más honda y general legitimidad es el que se asocia con los grupos progresistas o de izquierdas, que es la ideología española “por defecto”, si se me permite el símil informático. Todo esto explica muchas de las manifestaciones (o silencios) y comportamientos (o disimulos) de nuestros políticos y de nosotros mismos.
          Así creo que han funcionado las cosas hasta ahora. Y no es bueno. Ojalá el triunfo del PP, de la derecha, contribuya a normalizar nuestra visión y estandarizarla, homogeneizarla con la de otros países, donde no existen tantos prejuicios ni calificaciones equivocadas. O sea, donde el conservador no merece una condena por el hecho de serlo (ni un “cordón sanitario” como ha sucedido entre nosotros) y el progresista no tiene adjudicada la bula que hace virtuosos todos sus actos y que lava todos sus pecados. 



11 comentarios:

  1. No creo que lo viejo sea conservador, ni lo moderno progresista. En otro orden de cosas parece que la gente de derechas no tiene ese complejo a tenor los resultados electorales y las posteriores celebraciones. Y tienes razón, que uno diga que es progresista (o de izquierdas) no lo hace poseedor de ninguna bula, y así debería de sentirlo. Interesante comentario el tuyo, de los que te hacen reflexionar, gracias.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tu "visita", Soyun. Efectivamente, es como dices, pero en la mentalidad de mucha gente lo "guay" es ser progre y eso, no porque estén convencidos de unas ideas (que seguramente no tienen), sino porque creen que quedan mejor. Y, al revés, muchos de derechas estás acomplejados. A partir de ahora, no sé, ya veremos. Salud(os).

    ResponderEliminar
  3. Yo pienso que mucha gente entiende la política como el fútbol, uno es del pp o del psoe del mismo modo que es del Madrid o el Barcelona, ¿hay alguna razón ideológica para serlo?, supongo que no, simplemente queremos pertenecer un grupo y tener otro al que odiar. Así de tontos somos en esta sociedad tan moderna.

    Un abrazo,

    Rato Raro

    ResponderEliminar
  4. Pues sí. Y también es verdad, creo yo, que en España, hasta ahora al menos, siempre ha estado peor visto ser conservador que ser progre. Salud(os), amigo Rato.

    ResponderEliminar
  5. Las simplificaciones son inevitables en todos los campos porque la realidad siempre es demasiado compleja para tenerla en cuenta con toda su riqueza en el lenguaje corriente. Creo que de esto hemos hablado en alguna ocasión. Y efectivamente, en nuestro país ha habido un cierto retraimiento de las posiciones de derechas o conservadoras (a mí no me parece incorrecto asimilar lo uno a lo otro)por su vinculación al franquismo, pero eso ya pasó como se demuestran a diario. Puede conducir a error la manía de los grandes partidos por alejarse de los extremos para dar una imagen centrada, que es donde se supone están los votos, pero eso pasa a un lado y al otro. O eso creo. Una buena reflexión. Salud.

    ResponderEliminar
  6. Gracias por tus observaciones. El "próximo tema", que llevo tiempo esperando "tratar" contigo, es el de la correspondencia, o la falta de ella, entre el nombre o calificativo principal que llevan los partidos y que se supone que los define (principalmente "derechas" / "izquierdas" o "conservador" / "progresista"), y su auténtica identidad, tal como se muestra en su práctica política. Salud(os).

    ResponderEliminar
  7. ¡¡Cuidado!!
    ¿Estás negando las ideologías?.
    No todos toman la misma opción ante un problema social. Se puede hacer y se hacen de hecho poíticas más a favor de unos o de otros.
    ¿Es podible que no existan explotados y explotadores?. Aunque la expresión tenga un cierto sabor a rancio, la realidad le da continua actualidad.
    ¿Existe la igualdad de derechos y oportunidades?

    ResponderEliminar
  8. Nos regimos por estereotipos. Nos gusta clasificar, etiquetar y prejuzgar.
    ¿Por qué? (parezco Mourinho...jeje), pues porque así nos evitamos el molestoso trabajo de enjuiciar individualmente. Nos es más sencillo meter todo solo en dos sacos...

    Salu2

    ResponderEliminar
  9. Amigo Urpiales, en mi modesto artículo no igualo derechas e izquierdas como ideologías o pensamientos políticos, porque sencillamente no son lo mismo. Otra cosa es la manera de hacer política de que los que se cubren con esas palabras. Gracias por tu visita y comentario. Salud(os).

    ResponderEliminar
  10. Así es, Toni. Y además de simplificar, cargamos de prejuicios o valoraciones sin fundamento los objetos simplificados. Gracias por tu visita y comentario. Salud(os).
    P.S.: ¡Visca el Barça! No me hago culé porque ya soy un poco mayorcito para apostatar, jeje.

    ResponderEliminar
  11. Gracias por este blog tiene una tema muy buena me gusta mucho leerle excursiones en estambul

    ResponderEliminar

Entrada destacada