sábado, 22 de mayo de 2010

LEGUINA 1

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Esta entrada inaugura una serie de tres, relacionadas con el libro La luz crepuscular de Joaquín Leguina (Madrid, Alfaguara, 2010). A él pertenece el siguiente párrafo.


Techa [madre del protagonista y narrador] diseñaba cada día un plan al estilo de los turistas competentes y, ya fuera sola o acompañada por mí, por María o por los dos, el plan lo cumplía a rajatabla. De su mano conocí el Folies Bergère y oí cantar a nuestro compatriota Luis Mariano en el teatro del Chatêlet. Lugares todos ellos a los que, de no aparecer ella por París, mi "visión progre" del mundo me hubiera vedado ir. "Ay, hijo, esos prejuicios tuyos se parecen bastante a los de los curas. No te dejan disfrutar de la vida", me reprochó, mientras elogiaba la voz de Luis Mariano.

(Pág. 225)
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2 comentarios:

  1. Luis Mariano cantaba estupendamente, tuvo que irse a vivir a Francia porque aqui le hacían la vida imposible, apoyó a la Resistencia contra los nazis y era un tipo de Irún muy simpático. Hacia bien Techa en llevar a su hijo al Folies Bergère. Pocas madres de la época hablaban a sus hijos de ese lugar de lentejuelas y can-can. Suerte que tuvo el chaval con una madre que,progre o no, sabía divertirse.

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  2. Efectivamente, era un excelente cantante. Recuerdo la canción y película "Violetas imperiales". Yo era muy pequeño. Se hablaba entonces de su afeminamiento, al mismo tiempo que de su amor por Carmen Sevilla. En fin..., ¡hace tanto! De esta cita, me llama la atención la comparación que se hace entre los curas y los progres. Yo creo que, aunque parezcan realidades opuestas, son comparables en bastantes aspectos. E incluso parecidos en algunos. Por eso, cuando la situación los azuza, curas y progres se llevan a muerte.

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