sábado, 25 de mayo de 2013

PROS Y CONTRAS DE LA REVÁLIDA (y II)

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               Lo peor que podría ocurrir de un método de evaluación con varias calas o reválidas es que se convirtiera en un mero trámite, en una especie de segundo examen final que nada añada al primero, que sea papel mojado; supondría una inversión de recursos y energías, un absoluto paripé, si se me permite el término. Y eso es posible que suceda, incluso probable, si se dan determinadas circunstancias: que las pruebas no sean nacionales, sino que cada comunidad autónoma o, peor aún, cada centro fije sus contenidos; y que sean corregidas y calificadas por los mismos profesores que han dado clase y acaban de examinar y calificar a los alumnos unos días antes. Según el texto de la futura LOMCE, no se realizarán así las reválidas.
               De muy distinta índole es otra virtual desventaja, que algunos llamarán empobrecimiento o regresión: me refiero a la pérdida de un notable grado de diversidad. Ya me he referido a ello y he dicho que no juzgo negativa la homologación curricular, teniendo en cuenta además que no será total, pues quedará un margen del 30% para la intervención autonómica (que suele equiparase, de forma injusta, con diversidad educativa, dando por supuesto, además, que la diversidad es algo en sí bueno, una vez que se aplica el vocablo a la total disparidad o, lo que es lo mismo, a hacer cada uno de su capa un sayo).
               Otra consecuencia que a bastantes no agradará es el filtro que significan las pruebas.  Será más visible y determinante en Secundaria y Bachillerato, pues valdrá para la consecución de los respectivos títulos, según decía. Habrá, sin embargo, quien, como yo, no interprete este hecho tan negativamente, pues dará a cada alumno la medida de sus posibilidades presentes y futuras, antes de que sea demasiado tarde. La proyección de un estudiante está en relación directa con su rendimiento en los distintos ámbitos del currículum, derivado, sobre todo, de su capacidad de esfuerzo, su implicación y su trabajo. Sé que las diferencias entre alumnos respecto a estos y otros factores se reinterpretan y se meten todas en un único saco, el de las “dificultades de aprendizaje” y se promueve, consecuentemente, como único instrumento, la “adaptación” de la enseñanza para que todos alcancen “la misma meta”. Poca explicación merece esta falacia, base y fundamento de colectivos y organizaciones (partidos y demás) que dicen defender así la “igualdad de derechos” de todos los alumnos, etc., etc. ¡Qué daño hace a una sociedad difundir el espejismo de que todos los niños, independientemente de sus facultades, que los diferencian claramente, y de su actitud ante el esfuerzo del estudio, que los diferencia aún más, pueden llegar a ser aquello que ellos o sus padres deseen, pilotos, ingenieros o fisioterapeutas, ministros o abogados…!
               En general, me declaro partidario, pues, de la pruebas evaluadoras (de los alumnos y/o del sistema) al final de determinados tramos del proceso de enseñanza, siempre que se lleven a cabo en ciertas condiciones, de las que depende su garantía y su valor, según he afirmado arriba. No niego que los alumnos son diversos, que algunos tienen una capacidad muy limitada; de ahí que deba añadir a lo dicho una precisión: las reválidas deberán poseer un mecanismo de acomodación, pero siempre que se base en un diagnóstico riguroso de los evaluados. Comprobaciones como “Este chaval está muy atrasado porque no hace absolutamente nada” no constituyen un diagnóstico válido a tales efectos.


13 comentarios:

  1. Leí este artículo tuyo nada más publicarlo esta mañana. Siempre te leo. Pero éste es de esos que debería comentar con sólo la palabra que has usado tú algunas veces con los míos: leído.
    Casi estoy en desacuerdo con todo lo que dices.
    La verdad es que me abruma el cansancio: polemizar de nuevo sobre el aborto; discutir una vez más sobre los mismos problemas de la educación que parecían más que superados y sobre los que discutimos años y años...
    Es demasiado cansado para un viejo como yo.
    Admiro tu entusiasmo juvenil en este tema y deploro tu elección ideológica. No sé que otra cosa podría decirte.
    Saludos cordiales.

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    1. A mi me parece super cansino oir a personas ancladas ideológicamente en la rancia izquierda del S XIX, que no han evolucionado y que su reloj se ha quedado parado en el 36. El aborto es polémica? Es un tema importante, creo yo, la vida de un ser humano. Vd deplora una elección ideológica? Donde queda la democracia para las izquierdas españolas? Se os ve el plumero. Dedíquese ya a pasear el resto de su vida. Un abrazo

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  2. Muchas gracias, amigo Arcadio, por acceder a mi petición. Comprendo tu cansancio. Me basta con tu lectura. Con ella estoy ya más que pagado. Y, si además me dices eso del "entusiasmo JUVENIL", tengo ya moral para meses. Por lo demás, ya sabemos por donde anda cada uno, eso está claro. Pese a todo, ha habido a veces puntos de coincidencia y supongo que seguirá habiéndolos. En esta materia soy optimista y voluntarista. Salud(os).

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  3. No es cansancio lo que me disuade de enfrentarme a esta cuestión, sino escepticismo y bastante desconfianza. No están claras las garantías de armonización que una prueba determinada, puntual, al final de una etapa pueda proporcionar al sistema educativo. Volver a las reválidas como mecanismo de mejora del proceso de aprendizaje me parece no tanto un anacronismo, que en cierto modo lo es, sino la no consideración sobre las cautelas que a lo largo del proceso pudieran adoptarse y aplicarse para que los objetivos de mejora realmente se consigan. Te sigo, Jaramos, eres de los pocos que en estos momentos suscitan mi interés en este mundo de lo virtua. Quizá porque eres real y sincero. Un cordial saludo

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    1. Amigo Fernando, te agradezco infinitamente tus palabras, tan generosas. Me satisfacen y me dan ánimo. Igual podría yo escribir de tus escritos. Hablando en plata, todo o casi todo en el sistema educativo está anticuado. Y seguramente seguirá así mientras no se arbitre un mecanismo evaluador que dé la verdadera imagen de la enseñanza en la actualidad; nada se arregla tapando churretes y poniendo parches. Después, hará falta un año sabático general, en el que todos los implicados nos propongamos ponernos de acuerdo y lo logremos. Un abrazo, Fernando.

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  4. Yo no sé si las reválidas son mejor o peor que la selectividad o que cualquier otra clase de examen o de prueba o como se quera llamar. Pero al margen de esto, me parece que tu entrada está muy bien articulada, con puntos de vista muy claros y que a alguien sistemáticamente desinformado como yo le da una idea bastante completa del asunto.
    Gracias.

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    1. Muchas gracias por el generoso elogio, Ángeles. Me alegro de que te haya aclarado algún punto. Salud(os).

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  5. La reválida era la "piedra de toque" de los estudios de quienes peinamos canas. Desconozco el motivo por el que se quitó y también de que se reconsidere la vuelta a ella.
    Al margen de su conveniencia o no. Lo que me resulta chocante es la manera errática de andar de la educación en España.
    Que tengas un buen fin de semana.

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    1. La educación está hecha un desastre, Antonio. Le decía arriba a Fernando que haría falta un año sabático para ponernos de acuerdo en los cambios. Salud(os).

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  6. Es lamentable que el "PPSOE" no haya sido capaz de consensuar una ley de educación en tanto tiempo. La educación está muy mal y algo hay que hacer. Yo no veo tan mal lo de las reválidas.
    saludos

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    1. Si existiera tal acuerdo, la mitad del problema estaría resuelto. Gracias por pasarte, Antorelo.

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  7. Hay que hacer algo. Hay que pensar soluciones eficientes para nuestro sistema educativo. La falsedad del todos somos iguales, del todos deben llegar aunque a algunos haya que adaptarle el proceso. (Eufemismo de premiar el poco esfuerzo). Hemos fracasaso en todos los sentidos. Nuestros jóvenes rechazan la escuela y la sociedad en la que viven. Interesa a muchos la fácil felicidad que puede dar la diversión más burda. (Ejemplo el fenómeno de los botellones)
    Cuando se llega a la escuela cada uno viene de un mundo distinto, cuando se sale de la escuela la gran mayoría volverán al sitio de donde provenían. En la calle esta la diversidad y en la escuela hemos querido homogeneizar.
    Quizás una prueba común, una revalidad o lo que sea puede servir para situarnos en la realidad, para tomar una serie de medidas, para valorar el esfuerzo. Debe ser una prueba que nos de a conocer lo que es el alumno y nos sirva para reflexionar sobre el propio del sistema educativo. No he leído la LOMCE, pero hasta ahora sólo he escuchado análisis muy superficiales y frívolos.
    Tu artículo me pide una segunda lectura. Cuando te escribo me surgen más dudas.

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  8. A partir de una cierta edad y un determinado nivel (seguramente al terminar el primer ciclo de la ESO), la enseñanza ya debería diversificarse. Gracias por pasarte, amigo Urpiales.

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