martes, 1 de marzo de 2011

¡POR COPIAR!

          Existe el tópico de que en esta nuestra vieja piel de toro no dimite ni el que guía las mulillas de arrastre. Como todas, algo tiene de verdad tan extendida generalización. Aquí les cuesta trabajo coger la puerta a políticos, a obispos, a cantantes, a escritores, a modelos, a prostitutas y hasta al primo hermano de la mujer de Angustias, como dicen en mi pueblo. Todo el mundo se cree en buen uso y siguen, hasta que llega el desplome total o el dedo les indica la salida.
        
          Por eso habrá extrañado  a muchos españoles la noticia que hoy traigo a colación: la renuncia a su cargo de un ministro germano por una   -diríamos aquí-  solemne tontería. La leo en “El País” del 1 de marzo: “Dimite por copiar su tesis doctoral el ministro de Defensa alemán”.


          Joven aún, 34 años, con un excelente currículum en política, brillante gestor, aristócrata, rico, casado con una descendiente de Otto von Bismarck , extraordinariamente bien visto en su partido,  reconocido, admirado y querido por el pueblo…, ha caído por su excesiva ambición académica, que le llevó, hace cuatro años, a redactar la tesis doctoral por el método del fusilamiento. Se nota que los alemanes son muy mirados y no aceptan el más mínimo lunar en la vida privada de los personajes públicos. El diario Süddeutsche Zeitung  lanzó la sospecha y la bola ha ido engordando. La universidad lo ha repudiado (el chico bueno hubo de renunciar al título de doctor) y la oposición le ha dedicado tres o cuatro linduras: “impostor”, “mentiroso”, “ladrón”, “estafador”, antes de indicarle por donde se va a la calle.

          Al empollón lo han pillado copiando. Hasta los primeros de la clase, hasta en Alemania, cabeza ahora de Europa, trampean. Los españoles y los latinos en general nos hubiéramos permitido una media sonrisa cómplice, como hemos hecho con tantas y tantas tropelías, sobre todo las de quienes tienen cara de pillos y look de tunantes. Somos más permisivos, muy comprensivos, muy complacientes, por aquello de que nadie es perfecto, de que todo el mundo tiene un día malo (e incluso por eso de que “yo haría lo mismo”). Allí, creyendo en el refrán paradójicamente hispano “Quien hace un cesto hace ciento”, han agarrado un cabreo que defecas y la artillería no ha cesado hasta ver al exdoctor Guttenberg  -¡vaya apellido para un fementido escritor de tesis!- políticamente muerto. O hibernado.

          Por lo demás, algunos corresponsables del copieteo, como el director de la tesis o el propio tribunal, que ni olieron el plagio, se “han distanciado” del caso y se han exculpado como han podido, con cuatro frases inanes.  En eso parece que no se advierten diferencias sustanciales entre ibéricos y teutones.

7 comentarios:

  1. En el ranquin de los sinvergüenzas yo pondría al que roba una tesis por delante del que llena el ropero con trajes procedentes de algún agradecido. Que el trapicheo sea más intelectual creo que afea la cosa y ni de coña la embellece el que haya dimitido. Pero llevas razón, entre nosotros parece más reprobable dimitir que robar, o eso se desprende de los que se agarran al puesto con uñas y dientes, aunque hayan robado.
    Saludos

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  2. La diferencia entre los alemanes y nosotros tú ya la has señalado muy bien: el Alemania dimiten; aquí no dimite nadie.Y muchos menos por una tesis doctoral, que es una "mota de polvo"...
    Un abrazo

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  3. La cuestión es que en nuestros lares pocos políticos hacen tesis doctorales, por lo que esa experiencia está aún por ver. Sus ambiciones van por otros derroteros, alejadas de cualquier pretensión intelectual. Salvo excepciones, que las hay, basta con oírles hablar para darse cuenta que su lenguaje es pobre, lleno de tópicos, de banalidades y de anacolutos. Se copian entre sí, pero eso no trasciende al ámbito académico, que les es indiferente. De todos modos, creo que si se diera el caso de que a un ministro español le descubrieran que ha plagiado una Tesis y es Doctor por la gatera, no creo que el bochorno fuera menor que en el caso del alemán y hasta es posible de que, por mucho morro que tuviera, encontraría muchas dificultades en salir a la calle sin sentir vergüenza. Incluso el Camps ese de Valencia, cuyo comportamiento arrogante ha arrojado niveles de indecencia inimaginables, acabaría tirando la toalla. En resumen, se tolera la corrupción y el pelotazo pero el desdoro de que te llamen copión y de ser doctor falsario no resulta fácilmente asumible. Pienso yo. Un cordial saludo, buen amigo. Atinada reflexión la tuya, como siempre.

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  4. Si vale, ¡lo confieso he copiado!, nunca debí haber sacado aquel sobresaliente en contabilidad financiera. Es duro con vivir con ello, espero poder perdonarme algún día.

    Un abrazo,

    Rato Raro

    Por cierto el libro de Sooyunmendrugo se titula: "Un epitafio axeitado", (esta publicado sólo en gallego por ediciones Morgante)

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  5. ARC. Claro. ¿Y qué me dices de los caraduras del tribunal y el director de la tesis? Saludos.

    Antorelo. Así es. Y más, partiendo de la base de que poquita gente sabe lo que es una tesis doctoral. Jeje. Saludos.

    Fernando. Desde chiquitos somos así. Los niños en el instituto presumen de haber copiado y concitan la admiración. Saludos.

    Rato. Jeje. Si lo confesaras y lo difundieras a los cuatro vientos, serías un héroe. Gracias por la información acerca del libro. Saludos.

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  6. Jaramos, ¿no basta con haber confesado en tu blog?
    Por favor, dame el enlace de "a los cuatro vientos" y prometo difundirlo allí.

    Un abrazo,

    Rato Raro

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  7. JA JA JA JA. ES QUE ERES... DEMASIAO.

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