Las breves líneas que siguen no tienen otro fin que
recomendar un libro cuya lectura acabo de concluir, con la intención de
convencer a muchos de que les será útil y, desde luego, interesante y grato. Para
mí ha sido todo eso y más. Se trata de España.
Biografía de una nación, del profesor, investigador y divulgador Manuel
Fernández Álvarez (Madrid, Espasa, 2010). Mis razones son estas:
1)
Te hace ver la historia de España en forma
panorámica, global (desde la época prehistórica hasta la muerte de Franco), y
no trocito a trocito, a pedazos sueltos, como suelen presentarla los libros de
historia, sobre todo los destinados al estudio. De este modo, ves el
encadenamiento de los hechos y las circunstancias, así como las grandes líneas
directrices que han conducido el devenir, sus avances y retrocesos. Casi nunca
es posible comprender un proceso si no te alejas y contemplas el movimiento en
la distancia. Aquí es posible hacerlo y apreciar la forma en que nuestra nación
ha ido haciéndose, a partir de los tiempos en que ni lo era.
2)
Se atiene a los acontecimientos verdaderamente
fundamentales y significativos, evitando así que el árbol te impida ver el
bosque. Esta parte, llamémosle informativa, se completa con bastantes pasajes
de carácter valorativo, expresamente anunciados, en los que se juzga lo
sucedido, las conductas, las decisiones… y sus consecuencias. Deja, sin
embargo, un amplio margen al juicio del lector, para que este extraiga sus
propias conclusiones.
3)
Tanto en esas secuencias valorativas, como en la
selección de la información, creo que el autor intenta ser lo menos parcial y
subjetivo posible, y me parece que lo consigue. No aprecio partidismo o sesgo
que deforme la realidad o los datos, interesadamente cribados, salvo lo mínimo
inevitable, claro. Se nota, por otra parte, un deseo de moderación, de
ecuanimidad y de prudencia a la hora de opinar sobre los sucesos, los
personajes…, en el momento de hacer balance de aciertos y desaciertos…
4)
Aunque se atiene a la historia de España, nunca
deja de situarla en sus diferentes contextos, europeos y mundiales. De este
modo, permite una explicación de las relaciones y lazos causales, que llevan a una
comprensión amplia y rica de las influencias mutuas, que desembocan en
situaciones positivas o negativas.
5)
Está muy bien escrito, con una expresión clara y
sencilla, sin alardes técnicos ni aspavientos retóricos. Cosa que permite el
acceso y la perfecta comprensión al lector medio, al que va dirigido. Me parece
un acierto que se haya prescindido de la tediosa alusión a las numerosísimas
fuentes que se supone alimentan el texto, para hacer la lectura más ágil y
fluida. Se trata de una obra de divulgación, carácter en el que se mantiene a
lo largo de sus páginas, si bien con una dignidad y elegancia extraordinarias. La
lengua es llana, natural, correcta y amena. Yo, que soy un lector lento, he de
confesar que he leído las más de 450 páginas del libro (en versión electrónica)
con mucha facilidad e incluso con cierta rapidez; también con bastante deleite.
Sin ser especialista
-aunque tampoco ignorante, sobre todo tras la lectura de esta obra-, me
atrevo a afirmar que el contenido de ella debería constituir el nivel de
conocimiento que todo español debería poseer de la historia de su nación, y que
muchos no tienen por causa de la forma en que se presenta y se estudia en los textos
escolares, como he dicho, muy lejana al plan de la presente “biografía”. Ni que
decir tiene que los políticos y dirigentes sociales, los formadores de opinión,
etc., habrían de manejar, como mínimo, un bagaje de saber similar. Para
terminar, voy a confesar algo que es totalmente cierto: la lectura de España. Biografía de una nación no
sólo me ha hecho saber más de lo que sabía, sino que también -y esto creo que resulta lo más
importante- me ha ayudado a convencerme
de lo necesario que me era aprenderlo.
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