Pretendo,
además, ser imparcial, pues ya he dicho al principio que la descalificación
constituye un instrumento que, mejor o peor, con mayor o menor frecuencia,
manejan todos los partidos. Ocurre, sin embargo, que en el discurso del
Secretario General de Podemos es
mucho más visible el deseo de desprestigiar al competidor. ¿Por qué? En primer
lugar, porque esa marrullería oratoria la trae hacia sí con más decisión y sin tanto
disimulo como muchos de los demás grupos políticos. La prueba está en que,
según parece, encargó por internet a sus seguidores que buscasen “manchas” en
la trayectoria de varios periodistas y que suele ir a los estudios de
televisión o radio seguido de numerosos ayudantes portando maletines de
documentos “complementarios”. También destacan más en Podemos estas acusaciones deslegitimadoras por la insistencia en
ellas de los representantes del partido en esta primera fase de su corta vida,
dedicada al parecer a la realización de un “diagnóstico” de la situación actual
del país, gobernado (o sea, malgobernado) por “la casta.
El argumento
“ad hominem” tiene un efecto colateral muy pernicioso, creo yo: hiere al
contrincante como si estuvieran clavándole agujas, hace que arranque a hervir
su sangre, debilita sus mecanismos de autocontrol, lo pone muy nervioso, lo
incita a decir lo que no quisiera, etc. Con lo que lo esperable es que salte el
resorte de la modalidad que llamamos del “ventilador” o “y tú más”. O sea, que
el debate, la discusión, pasen a ser una reyerta a puros navajazos, una auténtica
pelea de gallos, para vergüenza del espectador de la función y, a veces, de algún
que otro participante.
Y, como todos
los comportamientos se proyectan hacia abajo (de ahí la responsabilidad de los
personajes públicos de rango), el pueblo trata de copiar el modelo, mejorándolo
(o sea, empeorándolo) si puede. Se llega así a la situación que suele
denominarse “de crispación” generalizada. De su origen y causa (como de todo) los
contrarios se acusan mutuamente, claro
está, en un clarísimo ejercicio de argumento “ad hominem”. Y así se forma
el bucle de la incomunicación entre competidores y se hace imposible la leal confrontación
de ideas (verdaderos argumentos) y propuestas, la negociación…, de las que
estamos aquí tan faltos en todos los niveles. Y, por lo que se ve, vamos a
seguir estándolo.
Siempre que he visto a los políticos dialogar y ponerse de acuerdo, el pueblo llano ha salido perjudicado.
ResponderEliminarDicho esto "ad verecundiam", espero que de estas confrontaciones salgamos beneficiados.
Un abrazo.
Feliz año, Antonio. Puede que del acuerdo no salga siempre beneficiado el pueblo, pero creo sinceramente que mucho menos de las peleas y de que se estén todo el tiempo tirando trastos a la cabeza. Salud(os).
EliminarP.S.: Por la prisa que te has dado en leer este modesto artículo, la cual agradezco enormemente, has cogido la primera versión en la que, por error, figuraba el título de "Ad verecundiam". Lo siento: tardé mucho en llegar al estado definitivo.
Feliz año, amigo Jaramos y feliz regreso.
ResponderEliminarComparto tu rechazo por ese tipo de argumentaciones, pero creo que cargas las tintas en exceso sobre Podemos y Pablo Iglesias. Yo no simpatizo con ellos por razones que ahora sería prolijo explicar, pero me parece que ellos han sufrido más y antes esos mismos ataques. De cualquier modo confío en que al final la mayoría acabaremos discriminando con justicia y separando el grano de la paja, como es debido.
Un cordial saludo con mis mejores deseos.
Muchas gracias, amigo Arcadio. En efecto, la descalificación se ha convertido en vicio dialéctico nacional. Por las circunstancias que apunto, es más visible en Podemos y quizás más descarado. Salud(os).
EliminarHe leído tu interesante y largo artículo. La experiencia nos demuestra que cuando cualquier político cree que tiene posibilidades de alcanzar poder, utiliza todos los medios a su alcance, aunque carezcan de la más mínima ética. Todos los presidentes de gobierno, unos más que otros, han sido víctimas de esas descalificaciones. Los más vapuleados fueron Suárez y Zapatero, creo.
ResponderEliminarSaludos
Gracias por molestarte en leerlo, a pesar de la extensión. Efectivamente, es un recurso bastante general. Ocurre, sin embargo, que algunos se presentan como émulos de "Don Limpio" y se les nota más el truco. Salud(os).
EliminarEn el circo político que ha devenido la irresponsabilidad de muchos de sus representantes, la negociación no se puede dar, por la simple ausencia de priorizaciones objetivas: el derribo del contrario es el auténtico objetivo.
ResponderEliminarNo puede extrañar, pues, que en ese río revuelto surjan pseudo salvadores del pueblo que disfrazan sus propias vergüenzas con piel de oveja, para manifestarse después como el lobo devorador de los ingenuos que han conseguido engañar. ¡Ojalá no caigamos en sus redes!
Gracias, amigo Jaramos, por tu reflexión. Quien tenga oídos para oír que oiga.
Gracias por este blog tiene una tema muy buena me gusta mucho leerle excursiones en estambul
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