viernes, 13 de enero de 2012

EDUCAR LOS VALORES


               Se han perdido los valores, la gente no tiene principios, no les remuerde la conciencia, no funciona ningún freno moral…  Afirmaciones como estas, supuestamente derivadas de la comprobación de lo que sucede cotidianamente a nuestro alrededor, el cercano y aun el lejano, se oyen y leen con obstinada frecuencia, aludiendo a una de las lacras más significativas de la sociedad actual. Puesto que la conducta, aceptable o inaceptable, de las personas es fruto de la educación, en el sentido más amplio del término, o sea, tanto la que proporciona la familia, como la escuela y el medio social, resulta vital preguntarse qué ha ocurrido y está ocurriendo en el proceso educativo para que se haya llegado a este punto y no aparezcan apenas señales de mejora; y también, pensar qué se puede y se debe hacer.
               Me voy a referir sucintamente, en este artículo y en el que le sigue, a un aspecto muy delimitado de la cuestión:  cómo se enseñan los principios de comportamiento, las normas morales, los valores que rigen la vida del individuo; más claramente, cómo se hace aprender a un niño a ser respetuoso, trabajador, ordenado, generoso, tolerante, limpio, justo…, a que no se apropie de lo ajeno, a que no moleste a sus semejantes, ni a los animales, ni estropee las plantas, etc. 

http://www.dogguie.com/neneas-traviesos-o-padres-ejemplares/

               Esta faceta de la educación entra dentro del campo de lo que, en la terminología pedagógica, se denominan actitudes, que se diferencian de los conocimientos (teorías, nociones, datos…) y de los procedimientos (resolver problemas, planificar, redactar…). Son las tres dimensiones de la formación, cada una de las cuales requiere una estrategia didáctica propia.
               Para comenzar a hablar de dicha estrategia, se necesita partir de estas dos premisas: 
                      a) Sería un error garrafal pretender asimilar su enseñanza a la de los conocimientos y los procedimientos. En primer lugar, se precisa un período temporal amplio, pues no se aprende a ser tolerante, por ejemplo, en dos días; en segundo término, resulta imprescindible una actuación metodológica compleja, en la que concurran elementos y agentes diversos: no basta ni siquiera con la familia, que es tal vez el motor más potente a tal efecto. Mucho más que los procedimientos, uno de cuyos principales apoyos didácticos es la repetición, combinada con la (auto)evaluación de logros, las actitudes piden, además de un firme empeño y una gran paciencia, una acción lenta, constante, sin tregua, y poner en juego muy variados recursos, si se quiere aspirar a un mínimo de eficacia.
                      b) Incluso tratándose de niños pequeños, casi nunca la educación de las actitudes siembra sobre terreno virgen. Sin proponérselo ni ellos ni su familia o maestros, los niños desarrollan una serie de comportamientos, en los que muestran el tipo de valores o principios que ya han asimilado o están en proceso de adoptar, que ya “han aprendido”, por simple ósmosis social. El educador, sea quien sea, ha de advertir de cuáles se trata, para afianzarlos, si responden al paradigma deseado, o para modificarlos o sustituirlos en caso contrario. Naturalmente, esta última es la situación más complicada y laboriosa, además de la que presenta mayor riesgo de fracaso.
               En el próximo artículo entraré en algunos de los componentes más destacados de esa estrategia metodológica compleja, casi “multidisciplinar” diría, a la que he aludido. Los menciono aquí para terminar: conocimiento, persuasión, ejemplo, compromiso, normas, refuerzos. 

8 comentarios:

  1. La verdad es que cuando pienso en eso de que "se han perdido los valores" no lo tengo tan claro. Me asalta siempre la duda de si mis recuerdos son correctos, si no hay un velo que los cubre y me hace pensar que todo lo viejo, lo antiguo era mejor (dicen que Sara Montiel obligaba a los directores a poner una media en las cámaras para que no se notarán tanto las imperfecciones que iba tomando su cara).

    Aún así sí me parece interesante que se refuercen los métodos para educar a las nuevas generaciones en valores, por que es un trabajo que siempre da buenas recompensas.

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  2. Amigo Soyun, lo correcto sería decir que se "ha CAMBIADO el código de valores", porque la persona siempre se rige por unos principios, sean los que sean. Eso que tú dices creo que nos pasa a todos, idealizamos el pasado. De todos modos, es un hecho innegable que el curso de la historia no siempre lo marca el avance, también hay retrocesos. Gracias por tu visita y comentario. Salud(os).

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  3. "es un hecho innegable que el curso de la historia no siempre lo marca el avance, también hay retrocesos", que gran verdad.

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  4. No hay mejor momento que este, para recuperar los valores que nuestra sociedad ha ido perdiendo, en los últimos tiempos.

    Un abrazo,

    Rato Raro

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  5. ¿Por qué este es el mejor momento, Rato?

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  6. En una época donde podemos dejar de tener todo aquello que cuesta dinero, se puede recuperar todo aquello que no cuesta ni un duro y que te ayuda a ser mejor persona.

    Un abrazo,

    Rato Raro

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  7. Ya entiendo. Te diré una frase que resume uno de mis cuatro o cinco apoyos para caminar por la vida: "Lo que más vale es lo que menos cuesta". Salud(os).

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