domingo, 17 de abril de 2011

"¿QUIÉN MATÓ A PALOMINO MOLERO?"

          La lectura de la novelita así titulada, una de las llamadas “de género” (en este caso, policíaco) del Premio Nobel Vargas Llosa (Barcelona, Seix Barral, 1986), creo que puede constituir un precioso autorregalo para las vacaciones pascuales. Por varias razones: porque es una obra breve, de apenas 190 páginas; porque contiene una trama que capta y mantiene el interés y la atención del lector de principio a fin; porque es una linda muestra de la más genuina habla peruana.


          La historia arranca con un brutal crimen, el del cholo Palomino Molero. A partir de ahí se abre una línea de investigación policial, a cargo de un teniente de la Guardia Civil y su ayudante. Este tipo de relato de indagación es el que suelo denominar “de intriga”, formato ya de por sí atrayente, tanto en las novelas como en las películas. A ese plano de desarrollo del relato se superpone otro, que denomino “de suspense”, fundado en el incontenible deseo del teniente por poseer y gozar de Doña Adriana, mujer casada, ya madura, cuyas generosas carnes le hacen perder el sentido al oficial e intentar de continuo lograr sus favores. Abiertas así las dos líneas argumentales, avanzan en medio de un escenario hostil, dominado por la corrupción y los prejuicios sociales, y el lector se ve doblemente empujado cada vez con más fuerza y gustoso desasosiego hacia el descubrimiento del final y desenlace de ambas. El gancho de una narración suele ser proporcional, entre otros factores, a la intensidad del suspense y/o de la intriga. Cuando los dos se dan a la vez, la trama cobra una fuerza extraordinaria.

          En los abundantes diálogos e incluso en la voz misma del narrador, el lector tiene la suerte de disfrutar de un lenguaje sencillo, pero sabroso, con numerosos elementos verbales que a los peninsulares nos parecen tan exóticos, pues es pura lengua sudamericana, emotiva, colorista, expresiva, imaginativa… En este sentido, no aconsejaría yo, pese a mi profesión, acudir al diccionario. Primero, porque tendría que tratarse de uno específico de la región, que tal vez ni exista; segundo, porque eso interrumpiría demasiado el placentero camino de la lectura; tercero, porque no es necesario, ya que se capta el sentido general de enunciados y párrafos, pese a no conocer con exactitud el perfil semántico de muchos términos.

          Me permito, pues, sugerir vivamente la lectura del librito, con la seguridad de que llenará de satisfacción literaria los cuatro o cinco ratos libres que los próximos días festivos van a deparar. 

10 comentarios:

  1. Acertada reseña, ya lo leí en su día. Ha sido un placer leer tu impecable comentario.
    Saludos

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  2. Me ha gustado mucho, no lo había leído, Antorelo. Gracias. Salud(os).

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  3. Habrá que leerlo, aprovechando estas fechas.

    Saludos.

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  4. Yo también me lo apunto. ¡Un abrazo!

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  5. Antonio, Diana, os gustará. Salud(os)

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  6. Gracias por la sugerencia, la tendré en cuenta a la hora de escoger mi próxima lectura.

    Un abrazo,

    Rato Raro

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  7. Así es, Anónimo. Gracias por tu visita.

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  8. Gracias por este blog tiene una tema muy buena me gusta mucho leerle excursiones en estambul

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