sábado, 23 de abril de 2011

ARMONÍA

                                                                        Dedicado, con todo mi cariño, a Milagros
                                                                        con motivo de su cumple.

          El llamado “Estado de las Autonomías” empieza a ser una pesada carga para el bolsillo de los españoles. Ha engordado tanto su presupuesto, que ya no podemos con él. Así lo vemos muchos de aquí y bastantes de fuera de aquí. Entre estos últimos están los que mandan en Europa y, por tanto, en España. Al resto del continente les haríamos la puñeta bien hecha, más que Grecia, Irlanda o Portugal, si nos fuéramos al fondo. Por eso, uno de los puntos de nuestra organización política y de nuestra gestión económica hacia donde su dedo inquisidor señala es el de las autonomías.
          Por venir de donde vienen la advertencia y el tirón de la patilla (no por otros motivos, quizás más razonables), nuestros políticos se han puesto sobre aviso: “Muchachos, que esto va en serio”. Y se han aprestado a la faena: “Hay que desautonomizar el Estado o, al menos, bajar los niveles de descentralización”.
          Como eso es bajarles también los humos a los capitanes autonómicos, muy poderosos ya, sobre todo si pertenecen al nacionalismo, y a quienes aspiran a serlo, los partidos andan buscando alguna estrategia balsámica. Hace unos días, leí, en no recuerdo qué periódico, que los partidos están con las narices metidas en el diccionario, a ver si encuentran alguna palabra con la que llamar a la marcha atrás autonómica. Se comprende que van tras un vocablo que se parezca lo más de lejos posible a ”recentralización”, que sería el más sincero, pero el más insoportable en casi todos los rincones de nuestro país. ¡Por favor!, ¡volver al franquismo!, ¡tirar por la borda una conquista de la democracia! Etc.

          Uno de los partidos, no diré cuál porque tan sólo me acuerdo de ese, había encontrado ya un término para empezar a trabajar, aunque fuera provisionalmente: “armonización”. ¡Oh, qué  hermosa palabra! ¡La “diosa Harmonía” de los griegos, la concordia…! Entendéis por dónde van los tiros, ¿no? Se envolverá la propuesta, el proceso, en el vistoso papel del vocablo y así parecerá que nos vamos a abrazar y besar en la boca, cuando en realidad lo que haremos será partirnos la ídem en cuanto se huela en los ambientes autonomistas que se escapa de las manos el poder (¡y lo que le cuelga!) procedente de la descentralización.  Y se ensuciará y pervertirá el bellísimo significado, el auténtico, de la palabra “armonía” y la diosa, ultrajada, nos abandonará a nuestra (mala) suerte.
  
          “Bueno  -dirán los falsificadores de palabras, buhoneros de la lengua-, pero mientras…”.  
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(*) La imagen representa a la diosa griega (H)Armonía. 

6 comentarios:

  1. Hola paso a visitarte y agradecerte tu comentario.
    Mis mejores deseos para estas pascuas.

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  2. Amigo jaramos:

    Actualmente estoy trabajando en Bilbao.
    Leyendo tu entrada sobre la armonía, no he podido dejar de sonreírme pensando en quién le va a hablar a más de uno que yo conozco de armonía y recentralización.
    No obstante, estoy de acuerdo al cien por cien con tu reflexión.

    Saludos.

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  3. Yo también lo sé, o me lo imagino, jeje. Gracias por entrar, leer, comentar. ¡Que te vaya bien por allí! Salud(os)

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  4. El tema que tratas es un tema complejo querido amigo. Yo soy de los que cree en la descentralización del estado porque pienso que para satisfacer las necesidades del ciudadano de un modo eficaz se necesita estar lo más próximo a él. Es muy difícil que desde Madrid se tomen decisiones que nos beneficien, sobre todo si como es el caso de la comunidad gallega, nuestro peso económico- político es insignificante.

    Otro tema es que el sistema este mal montado y que existan demasiadas duplicidades entre el estado y las autonomías que hacen que se pierden un montón de recursos.

    Tenemos ejemplos en Europa, como los landers en Alemania, donde la toma de decisiones esta más descentralizada y no por eso es menos ineficiente desde un punto de vista político y financiero.

    A parte de toda esta parrafada que me tirado, decirte que me ha gustado mucho tu post.

    Un abrazo,

    Rato Raro

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  5. Muchas gracias. Me gustan las parrafadas, porque detesto los mensajes simplificados tipo eslogan. Se debe uno expresar con detalle y parsimonia.

    Yo no entiendo mucho de política y sólo recojo lo que dicen algunos, muchos: que esto nos está costando una pasta. Y lo hago para ir a donde de verdad me interesaba, que es a la perversión lingüística, en este caso centrada en la palabra "armonización". Ya te habrás dado cuenta de que me atraen sobre todo las cuestiones de comunicación. Salud(os).

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