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Cuando nos la encontramos, o ella nos encontró a nosotros, tenía yo 15 años y ella 8 meses. Fue una tarde de octubre, ya había oscurecido. Iba con mi padre de regreso del Conservatorio, con la viola a la espalda, en su funda, a modo de mochila. Al pasar por...
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El relato completo está en Jara_mitos.
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viernes, 1 de octubre de 2010
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He leido el relato completo y escribo mi comentario en esta sala tan acogedora, aunque tu blog de relatos es realmente conmovedor, magnífico. La tenacidad, la persistencia, la claridad de objetivos logran maravillas. El Conservatorio, la viola, las calles del pueblo, el ambiente familiar... ingredientes que configuran un entorno gratificante para el despliegue de la sensibilidad. ¿Cómo no entender con esos mimbres la atención a un animal desvalido y desorientado? Lo conseguiste porque pusiste en ello empeño e ilusión, amén de paciencia y dotes de observación. Es un relato expresivo de una personalidad que dice de las bondades del ser humano y de su capacidad de reacción frente a la desgracia.
ResponderEliminarMuchas gracias. Tu comentario es delicioso, realmente anima a quien se siente tan inseguro cuando escribe. Te he escrito un correo, porque creí que aparecería en Jara_mitos. Saludos, amigo.
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