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En ocasiones, tiene uno la suerte de encontrarse en las paredes o persianas metálicas de su ciudad algunas pintadas interesantes. Hay, sin duda, grafiteros que son verdaderos artistas. Me gusta mirar lo que hacen y disfrutarlo. Cierto que a veces se acumula en los muros largos una enorme cantidad y variedad de pinturas, sin orden ni plan preestablecido, sin nada que dé unidad o armonía al conjunto. Los cuadros se suceden o se amontonan, en abigarrado e informe conjunto, que más bien molesta, en cuanto lo miras desde lejos y mientras pasas, que es como se miran los carteles y gráficos de calle. Además, el estilo grafitero es muy ornamental, abundan las imágenes y los textos muy artísticos, con bastante colorido, lo que contribuye a aumentar la sensación de suma confusa y recargada. Pero no importa, a mí me compensa salvar tales contrariedades.
Pues bien, ayer se me presentó la ocasión de mirar una pintada, si no excesivamente original, sí bastante nueva para mí. Lo excepcional era la desnudez y simplicidad de su forma (palabras escritas en negro sobre la pared) y la belleza y poder de sugerencia de su contenido. Reproduzco ese escrito en la foto, que me fue fácil tirar (después de contemplarlo durante varios minutos) porque se hallaba en la fachada prácticamente solo.
Desconozco si las dos metáforas esenciales, “cielo” y “estrellas”, remiten a alguna clave interpretativa especial, fuera de las habituales en la literatura amorosa. En caso de que exista ese código singular, argótico, el hecho de que yo lo ignore me ayudó a entender el texto mural y a apreciarlo como un poema de amor. Un hermoso poema de amor, una fina pincelada de belleza y sensualidad, encerradas en las dos imágenes “cielo” y “estrellas”, las cuales se incrustan en el eje básico de la semántica general: “bésame - tócame”.
Puede que se trate de un pasaje de una canción, que tampoco conozco. En cualquier caso, felicidades al autor o autora, para mí anónimos. Y mi invitación a todos los pintores callejeros a regalarnos cosas así… también. Un abrazo, por fin, al amanuense que tan noble uso dio al spray.
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miércoles, 27 de octubre de 2010
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Muy romántico y soñador eres tú, amigo mío.
ResponderEliminarCreo que el cielo y las estrellas son...no sé como decírtelo...
Para que nos entendamos, las herramientas de trabajo de Nacho Vidal.
Y no le busques tres pies al gato. El grafitero anda salido...
Salu2
Ja ja ja.
ResponderEliminarCreo, amigo Toni, que tal vez, como los ciclistas malos o ya quemados, he llegado "fuera de control" a ciertos fenómenos de actualidad. Pero no me mosqueo, porque eso me ha permitido, en este caso, ver "el paisaje" a mi manera y gozar de él. Dicen que nada es verdad ni mentira... bla bla bla. Saludos, amigo Toni.
Muy bueno. He visto muchas pintadas, pero ninguna así.
ResponderEliminarGracias por pasar por mi blog. Sobre lo de tocar con menos cuerdas el violin, se puede hacer perfectamente porque los sonidos se encuentran en otras cuerdas. Solo se necesita practica y dominio del instrumento.
Saludos y gracias nuevamente.
En el caso de que sea una grafitera la autora del texto, el sentido, por razones obvias, es totalmente distinto al que dice Toni; aunque también fácilmente entendible. Un abrazo.
ResponderEliminarSoy aficionado a observar las pintadas que salpican las calles pues siempre encierran algún significado. En mi blog tengo una sección dedicada al tema, y soy más de 200 las fotografias que tengo archivadas con estos "mensajes de la calle". No hay que darle más vueltas. Cada pintada revela las obsesiones personales de quien la hace. En este caso, es unm mensaje onírico, de ensoñación, que juega con las palabras y las vocales para reproducir con expresiones celestiales la realidad prosaica a la que en el fondo se está refiriendo. Y eso está bien, porque no hay violencia en el mensaje, sino pasión explícita que se deleita en el placer que procura el tacto de elementos que se consideran alucinantes.
ResponderEliminarVeo que tenéis muy claro cuál es la recta interpretación de las metáforas, sin que en el texto o sus aledaños haya la más mínima insinuación (pese a que Antorelo afirma que es "fácilmente entendible", después de plantearse sutilmente una lectura en clave femenina). ¿A qué se debe tanta unanimidad? Descarto que provenga de una excesiva influencia hormonal en vuestra estimativa literaria, fruto de la acumulación del deseo (aunque no sé por qué la descarto, es la verdad). Ja ja ja. Bueno, ya en serio, creo que es el verbo "tócame", usado en ese medio (la pared pública) y en un mensaje anónimo (o sea, con un autor libre de toda responsabilidad), el que tal vez empuje más de la cuenta al sentido sexual puro y duro. Pasa con otros términos, como "chupar" por ejemplo. En cualquier caso, a mí me gusta esa pintada. Y, por lo que veo, en eso sí que estamos todos/as de acuerdo, en que tiene algo que la hace atrayente. Gracias por entrar, leer...
ResponderEliminarLa verdad, yo al igual que Jaramos no le veo el contenido erótico-festivo de la pintada. Todavía el romanticismo no esta muerto.
ResponderEliminarUn abrazo,
Rato
PD: A ver cuando te animas a escribir en tu otro blog, soy un fan de tus relatos.