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“Laqui” era un perro bastante listo, bueno, y divertido.
Un día, el dueño de “Laqui” descubrió una meada en el sofá y se enfado mucho, por eso castigó a “Laqui”. El pobre “Laqui” se fue a su cuna y al día siguiente se levantó y en ese momento descubrió que nadie le hacía caso ni siquiera el cartero y eso que le ladraba con todas sus fuerzas y al final terminó agotado, no podía más. “Laqui” se marchó viendo que nadie le hacía caso, por eso se fue de casa.
Iba por una carretera , no miró y de pronto de la nada apareció una furgoneta blanca, menos mal que la casa de “Laqui” estaba al lado de la carretera y el dueño lo vio y salió con toda la rapidez del mundo, abrió la puerta de la casa rápidamente y “Laqui” estaba haciendo pipí en la carretera , por eso no se iba a la acera. El dueño no tuvo más remedio que abalanzarse a la carretera y apartar a “Laqui”. El dueño estaba satisfecho, pero se olvidó de que él no estaba en la acera , el conductor de la furgoneta estaba , cómo decirlo , un poco borracho y por supuesto no hizo caso de que el dueño estaba delante de la furgoneta. Fue entonces cuando al dueño de “Laqui” lo atropellaron .
Aunque el dueño estuviese ingresado dos años en el médico, no culpó a “Laqui” de que el ahora tuviera que llevar muleta, fue todo culpa suya porque el fingió no verle y por eso ahora mismito “Laqu”i podría estar en el cielo.
"MATÍAS"
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