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Inserto el extracto de un interesante artículo, titulado “El velo islámico”, publicado por Pedro Vergara en el periódico local La Crónica (30 de abril al 7 de mayo de 2010, p. 30). Creo que aporta bastante a la clarificación de un problema que se empieza a plantear en bastantes países no musulmanes, entre ellos España.

Comienza haciendo una distinción entre “religión” (“conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad” y de “normas morales”), “ceremonias propias del culto” y “signos externos, fuera del lugar de culto, que sólo pueden considerarse como folklore o tradición”, como las procesiones, el hábito o la sotana católicos, la kipá o solideos judíos, el turbante de los sikhs, el velo de las musulmanas…
En cuanto al velo, no se trata, además, de una elección libre de mujeres adultas (como el hábito de las monjas, por ejemplo), sino “una imposición de la familia o del grupo al que pertenecen” y, por lo tanto, se convierte en “un símbolo de sumisión, de sometimiento al hombre, que atenta contra la libertad de las mujeres”. Por su parte, el burka “es una extrapolación del velo” y “la suprema expresión de un repugnante machismo contra la dignidad de la mujer”.
“En caso de conflicto , la ley y las normativas locales deben prevalecer por encima de esos símbolos, tanto los católicos como los musulmanes”. “Pero los musulmanes saben que ganarán cualquier pulso con nuestra desnortada y complaciente sociedad, y la pasividad de nuestros Gobiernos”.
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