En estas fechas de conmemoración de nacimientos -el del llamado “Hijo de Dios” y el del Año
Nuevo-, curiosamente se habla bastante
del aborto, por el hecho de que está en trámite la ley correspondiente en el Parlamento.
He dicho se habla y no, se discute,
porque en realidad no hay debate, ni dentro ni fuera de la cámara, sino
confrontación de posturas previas, fijadas de modo inamovible la mayor parte de
las veces, sin apenas argumentos, enarbolando en todo caso un par de tópicos carentes
de sustancia.
Yo también tengo mi teoría, clara y decididamente contraria
a la interrupción del embarazo en casi todos los supuestos. Por eso no voy a
entrar en polémicas. Solo quiero poner de relieve un aspecto, bastante evidente
por demás. Trataré de examinar el notable cambio cualitativo que conlleva colocarse
en una perspectiva o en otra.
http://www.neutralpointofview.com/?p=138 |
La actitud favorable a abortar sitúa la decisión en los días
o semanas posteriores al comienzo del embarazo, cuando el feto ya está creado y
se está desarrollando. Por lo tanto, la cuestión fundamental es qué y cómo
hacer para que el niño no nazca, si la madre (solo la madre) no quiere. En caso
de que la decisión sea interruptora, se produce una intervención clínica, llevada
a cabo por especialistas en centros adecuados. Una vez concluido el acto,
termina también la actuación del sistema sanitario, salvo que las frecuentes secuelas
físicas y psicológicas sean graves.
En cambio, las posiciones que se oponen a la finalización
prematura del embarazo, suelen hacer mucho más énfasis en la etapa anterior a
la preñez; su pretensión fundamental es conseguir que la mujer no se quede
embarazada si es que no quiere tener en ese momento un hijo. Por eso, cobran
interés los sistemas preventivos, los anticonceptivos y preservativos, y sobre
todo la educación de los/las adolescentes (en el colegio y en la casa), su
desarrollo moral, el autocontrol, el sentido de la responsabilidad, etc. En
síntesis, todo lo que subyace a esa fuerza capaz de decir “no” las veces (pocas
en realidad, si se ponen los medios) en que se corre el riesgo de dar lugar a
una existencia no querida, en lugar del “sí” que pide el eros para sí mismo y a toda costa.
Si evaluamos y comparamos las consecuencias derivadas de una
y otra forma de tratar esta faceta del embarazo, no sé si todo el mundo ve que
es preferible la segunda a la primera: yo, al menos, sí. Aparte del resultado directo, que es evitar el embarazo no deseado, resulta muy rica en
efectos colaterales positivos en la persona de la mujer, en la pareja, etc.
Leí de madrugada esta mañana tu artículo, cuando preparaba yo uno sobre el tema y lo he vuelto a leer ahora porque no estaba seguro de haber entendido bien. Sin duda hemos tenido experiencias muy distintas. Lamento haberme perdido yo a las monjitas o a los militantes pro vida repartiendo preservativos, dando clases de planificación familiar y otras tareas de prevención. Seguramente los que yo vi proponiendo la castidad como única solución eran sicarios de Leire Pajín y Viviana Aido. Sin duda estaba cegado por la ideología. Te prometo hacer caso a tu llamada a la responsabilidad y estudiar más seriamente el asunto.
ResponderEliminarSaludos amigo.
Amigo Arco, te agradezco, como siempre, la lectura de mi artículo, lectura repetida según dices, que pago doblando mi agradecimiento; y por el comentario, que, como siempre también, no quiero dejar sin respuesta. Muy bueno el recurso de la ironía y de la glosa humorística. Habrían sido eficaces si hubieran disparado contra el núcleo esencial de mi reflexión. Pero se han quedado en un aspecto secundario, cual es la naturaleza diversa del sector antiabortista. De todos modos, te he servido en bandeja la creación de tu gracieta, al no distinguir explícitamente la heterogénea composición del grupo. Tú sabes, lo mismo que yo, que todos coinciden en los fines últimos -oponerse al aborto libre y a su consideración como derecho de la mujer- y en la educación como estrategia esencial, y que se diferencian en los fundamentos de sus posturas, en la aceptación o no de ciertos supuestos y, sobre todo, en los métodos para hacer frente a la posición contraria: sí o no a los anticonceptivos (químicos o físicos). Como siempre,y aún más en la presente ocasión, quedo anhelante de tu escrito sobre el tema. Salud(os), amigo mío.
EliminarAmigo José Antonio, es evidente que la la utilización de métodos anticonceptivos es la mejor solución al problema, pero también es evidente que no es suficiente y que, por mucha prevención que exista, se seguirán produciendo embarazos no deseados.
ResponderEliminarLlegados a este punto, la polémica está servida, porque en este asunto las medias tintas no satisfacen a nadie.
Un abrazo.
A mí me parece que la cuestión del aborto necesita ser abordada a partir de los principios morales y no con la idea de resolver un problema o ganar posiciones políticas. Muchas gracias por la lectura y comentario. Salud(os).
EliminarCoincido con usted, señor jaramos. Ni hay debate real ni hay voluntad de llegar a ningún acuerdo, salvo el de tirarse a la cabeza los argumentos maniquea y tendenciosamente enarbolados por unos y otros.
ResponderEliminarLa prevención y la educación son, la inmensa mayoría de las veces, la mejor receta, y creo yo que el aborto debería estar limitado a casos y supuestos muy concretos.
Saludos.
Me alegro de que también en esto pueda coincidir contigo, Ángeles. Gracias por la lectura y comentario.
EliminarMe gusta encontrar espacios donde se piensa sobre temas importantes. Antes de nada tengo que decir que es un tema bastante complicado.Hace nada leía un artículo que decía que en el seno del Libertarian Party de Estados Unidos hay divergencia en las posturas con respecto a estos temas. Cito textualmente parte del programa electoral de este partido: "Reconociendo que el aborto es una cuestión delicada y que las personas pueden tener puntos de vista de buena fe en todos los lados, creemos que el Gobierno debe mantenerse fuera de esta cuestión dejando a cada persona que opere según su propia conciencia”. Creo que es una postura respetable e incluso estoy cercano a ella.
ResponderEliminarNo se si estaré en equivocado, pero creo ahora en una Ley "de supuestos". Primeramente para explicaros esto me gusta dar lugar a una reflexión: ¿Dónde estamos? ¿De dónde partimos? Creo que es necesaria esta "Ley de supuestos" dado la situación educativa actual en España. La base educativa es el lugar de donde partimos. Cuando nuestra calidad educativa aumente podemos dar lugar a otro tipo de Ley, la cual partirá de otra base distinta a esta y podrá tener otros resultados, que espero que sean mejores que si se da "barra libre" al aborto.
Efectivamente, es un asunto peliagudo, sobre el que hay diversas posiciones, Eduardo. Independientemente de la formación de las personas y las sociedades, yo me reafirmo en la postura que he expresado en el artículo. Gracias por la lectura y comentario.
EliminarEstimado amigo Jaramos,
ResponderEliminarPersonalmente creo que la mayoría de las personas que abogan por una mayor libertad a la hora de interrumpir su embarazo, defienden también la utilización de sistemas preventivos para evitar embarazos no deseados. Ambas son perfectamente compatibles.
Lo escrito anteriormente no quiere decir que no respete muchísimo tu opinión y que no me hagas siempre reflexionar sobre temas que pensaba que tenía las ideas claras.
Un abrazo,
Rato Rato
El tema del aborto es un debate eterno como se aprecia en los comentarios.Creo que es la Iglesia y los politicos quienes enmarañan el terreno de juego. Poner el menor número de cortapisas concordantes con la moral que impregna los derechos humanos y dejar la libertad a las personas para que decidan en tan angustiado y no deseado trance para ellas sin que nadie pueda por su opción criminalizarlas. Creo que esa es la mejor solucion al tan endiablado problema que cnfunde la moral-ética y el derecho.
ResponderEliminarNo siempre la libertad de acción es una buena medida. Depende del tema al que se aplique. En este caso, no soy partidario, como tú, de dejar absoluta libertad, porque está en juego la vida de una persona (por pequeñita que sea). Gracias por la lectura y comentario.
EliminarEn mi comentario no me refiero en absoluto a dejar libertad absoluta, lo que considero una barbaridad, sino a"Poner el menor número de cortapisas concordantes con la moral que impregna los derechos humanos". Ese sería el terreno de juego y el margen de maniobra para el ejerccicio de la libertad a que me refiero.
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