El reservado es uno de los más genuinos productos de la norma prohibitiva o de la situación de carencia. Por ejemplo, en la licorería:
- Se acabaron ayer los ribera-del-duero, don José. Pero le he reservado unas botellitas por si venía.
- Lo tendré en cuenta, Carmelo.
O en los toros:
- No se apure, don José. Esta misma tarde se las reservo, antes de que se pongan a la venta.
O en el bar de copas:
- La mejor, Currillo, la mejor.
Para cuando nadie, o poca gente, tiene posibilidad de acceder a un cierto producto, ahí están los reservados. Todo el que posee algo valioso, por minoritario, lo oferta y trata de obtener ganancia. Quien accede, persona generalmente de posibles, preeminente, se aprovecha y disfruta, más mientras más carestía existe.
A partir de hoy, seguro que bastantes dueños de bares, cafeterías, restaurantes, etc., están maquinando la creación de un reservado hasta ahora inexistente. Un nuevo rincón para los clientes distinguidos, un singular paraíso para la más eximia parroquia, un cuarto para que señoras y señores de empaque y fidelidad indubitada, etc., se entreguen al placer ya impedido: fumar mientras consumen.
La materia reservada (en cualquier sentido del término) y el lugar reservado han sido, tradicionalmente, motivos y escenarios ocultos para grandes pecados y perversiones, a cuyo atractivo se suma el dulce morbo de lo prohibido. A partir de hoy, la lista de tapados goces en lugares reservados ostenta uno nuevo: el relacionado con el tabaco. Ese cartón de cigarros de inencontrable y costosa marca, ese mazo de puros selectísimos, esa estancia casi en tinieblas, donde inspirar la densa y gratísima humareda fuera de la vista de la policía o los chivatos, donde sorber lo vedado a la mayoría… Un nuevo placer múltiple, sito en el edén de lo escaso/ prohibido / reservado desde el actual 3 de los corrientes.
El reservado es el espacio para la ilegalidad del rico. Los pobres deben contentarse con la austeridad, la abstinencia o la clandestinidad, en la cual apuran sus últimas o penúltimas caladas la clase media y el pueblo obrero, en espera de que la crisis les quite hasta los vicios.
Tengo mi opinión, pero me la reservo. :D
ResponderEliminarYa en serio, es curioso estos días la opinión de los fumadores. Todos lo ven como un ataque a su libertad, pero en el fondo, casi todos los fumadores quieren dejarlo. Ayyy... la doble moral de los españoles.
OLI I7O
(Vuelvo a ser Oli, pero la plantilla no me identifica)
Si se prohibiera la venta del tabaco y el Gobierno por una vez fuera coherente con lo que legisla, el morbo del reservado no tendría precio...Pero, como la prohibición del tabaco no la vamos a ver porque "el negoci es el negoci", ¿por qué no mandamos de una vez a la reserva a este grupo de incompetentes e incoherentes? Allí en sus reservados podrían camuflarse, sin el menor esfuerzo, entre cortinas de humo.
ResponderEliminarSaludos, Sr. Jaramos, y ¡Feliz año nuevo!
Oli, como exfumador, entiendo esa actitud, aparentemente hipócrita, de muchos fumadores. Tienen mala conciencia, pero sienten el apremio, en buena parte físico, del tabaco. Igual que muchos adictos a otras drogas. No lo veo como una doble moral, sino como..., algo así como "servir a dos señores", cada uno de los cuales tiene una exigencia diferente. Feliz año, Oli. Siento mucho que algún malvado mecanismo, que desconozco, te impida la entrada en mi blog, que no sólo ienes franca, sino que también me produce tanta alegría.
ResponderEliminarClaro, Anónimo, lo coherente hubiera sido prohibir el tabaco o dejar las cosas como estaban. Parece que hay detrás una intención estigmatizadora y una actitud inquisitorial: se trata de "crear brujas" para luego iniciar la caza. Parece, también, que hay gobernantes que no pueden vivir sin ver a la gente enfrentada, si no hay pelea... En fin, creo que es un error llevar las cosas, mejor dicho, ciertas cosas hasta estos extremos. El otro día me enteré de que los menores y las menores (subrayo el femenino) no pueden entrar en los bares, ni siquiera acompañados. Y pensé: ¿tan malo es lo que se hace en un bar, teniendo en cuenta el kilometraje que llevan recorrido ya tantos menores? Y, por otra parte, las menores, esas que no pueden pisar una taberna ni salir de excursión con el colegio sin permiso, pueden ir a abortar, ¡y solas! Anónimo, gracias por entrar, leer y comentar.
ResponderEliminarPero...¿a ningún hostelero se le ha ocurrido hacer un club de fumadores anexo?
ResponderEliminarTal vez utilizar el almacén como psiquiátrico, o el trastero como campo de fulbito.
Poca imaginación tiene el español...jeje.
Salu2 (comparto vuestra opinión)
Un lugar libre de humos es un lugar limpio. Cuando uno se toma un buen vino y una buena tapa, no tiene porque eruptar a la cara del otro. Tampoco expele sonoras ventosidades por otro sitio, para demostrar lo satisfecho y gozoso que está con lo consumido.
ResponderEliminarEl bebedor cuando llena la vejiga, no micciona en los zapatos y los bajos de los pantalones de sus vecinos de barra.
Sin embargo hemos de cargar con la humareda y el vaho del fumador.
No se persigue a nadie, sólo se trata de hacer respetar el derecho de la mayoría. (75% de no fumnadores)
Toni y Urpiales, amigos, creo que la ley que había estaba bien, era una solución de compromiso, un mal menor si se quiere: unos lugares para unos y otros lugares para otros. Y todos contentos, al menos no muy disgustados. Saludos, y gracias por entrar... bla bla bla.
ResponderEliminarCuando algo se prohíbe, la actividad no permitida se traslada a otro lugar. Siempre ha sido así.
ResponderEliminarHe ido varias veces a un restaurante con zona reservada para los fumadores; sin embargo, en este espacio no había clientes, mientras que el no fumadores estaba completamente lleno. Yo, que no soy fumador, me fui a comer a la zona de fumadores porque allí se estaba más cómodo.
Las personas que trabajan en esos lugares seguro que agradecerán la prohibición.
Un abrazo
¿Podrá una humilde ley con cinco siglos de tabaco? No sé, no sé. Gracias por entrar... bla bla bla, Antorelo.
ResponderEliminarEstamos en los primeros días de aplicación de la Ley y, por tanto, son comprensibles las artimañas, artilugios y apaños a los que se recurre para sortearla o seguir manteniendo la costumbre como una inercia, ahora solapada. Pero cabe pensar que los españoles no son distintos en estas tendencias a lo que sucede en los países de Europa donde tiempo ha que el fumador con impacto en quien no fuma ha asumido que su costumbre y sus efectos le pertenecen sólo a él, de modo que tanto el fumador como los establecimientos donde se fumaban se han adaptado a una situación que parece irreversible y que, a la postre, tampoco resulta tan traumática. Si existen los reservados, lo serán por poco tiempo. Apuesto a que antes de medio año, de este tema nadie habla. Feliz Año, buen amigo.
ResponderEliminarFeliz año, Fernando.
ResponderEliminarYo creo que esto no es más que una cortina de humo de nuestro querido gobierno, para ocultar sus miserias.
ResponderEliminarUn abrazo,
Rato Raro
Me contaron de un cura forofo que, mientras decía la misa los domingos, tenía un auricular pequeñito para escuchar los partidos del Madrid. Me pregunto si la Sra. Jiménez, Zapatero, etc., estarían fumando mientras ideaban o firmaban la ley antifumadores. Saludos, Rato, amigo.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPoder ir a un bar/pub/taberna/cafetería y llegar a casa y no tener que dejar la ropa bailando al son del viento en el jardín todo un día es algo que yo particularmente agradezco.
ResponderEliminarNo fumo, ni siquiera he probado el tabaco. ¿Por qué no lo hago? Pues ni por falta de oportunidades ni por escasez de dinero, simplemente porque decidí que el paso del tiempo ya es bastante acusado como para incentivarlo. Recordemos que el tabaco tiene entre otros muchos ingredientes amoniaco,arsénico, butano, cadmio, monóxido de carbono, alquitrán, nicotina... Conozco a mucha gente que fuma (cada vez son menos, gracias a Dios)y sin embargo estoy seguro que si les diese una cucharadita de asfalto, o una caladita de la goma del butano me tomarían por loco... !Ai! Y es que, !ojos que no ven, corazón que no siente!
Respecto a la reflexión que haces tú, Jaramos, sobre si una simple ley acabará con cinco siglos de tabaco, decirte que de no ser así, de violarse esta ley (como tantas otras a sabiendas) mucho me temo que el pueblo español se estaría contagiando de anarquismatitis, que no es ni mucho menos una simple gripe...
Cambiando el tercio, desearte Feliz Año Nuevo y trasmitirte mi deseo de poder conversar contigo más a menudo. Echo de menos nuestras conversaciones y no quisiera que esto siguiese así, al menos no por mi parte (No quisiera tener que entonar el Mea Culpa).
Un gran abrazo, C3C1.
Gracias por entrar y comentar, C3C1. Nadie niega que sea más saludable no fumar que hacerlo. Pero, teniendo en cuanta que el fumador es un enfermo, como el drogadicto o el hemofílico, el tratamiento para erradicar el tabaco tiene que ser progresivo, nunca un corte brusco. Y eso, contando con la voluntad y disposición del "usuario". Creo que lo mejor es enemigo de lo bueno. Así que insisto en que estaba bien la ley que había. En cuanto a las charlas, pues... puedes suponer que, por tiempo..., lo tengo todo y por ganas, igual. Saludos.
ResponderEliminarEn mi humilde opinión, aunque si creo que extrema, en lo que planteas creo que la ley antitábaco, no va a poder, al menos, como desea, rápido y radical, erradicar una costumbre..si, no vicio solamente, forma parte de la costumbre y cultura de nuestro país, y no va a ser tan fácil...además dices verdades como puños..aquello "reservado", aquello que se nos "prohíbe", nos llama más a la lucha...
ResponderEliminarNo soy fumadora, pero no me molesta que fumen y aunque lo hiciese, me parece de sentido común que no debe aislarse de este modo a nadie...soluciones a toda esta retórica, creo que podría formarse club de fumadores, o que podría crearse en vez de bares "asociaciones regionales o grastronómicas"..al tener que hacerte socio, casi se podrían considerar recintos privados..la propia o segunda casa de uno...en fin... hay que dar salidas y no mandar a fumar a la calle.. no creo que salga bien ni por la parte de los fumadores, que se fortalecen como personas discriminadas con esta ley en las formas impuesta, ni por parte de los hosteleros, que ven perdidas, venir...
La opinión de una nunca fumadora algo rarita..
Ahh, te sigo.. caí por casualidad por aquí..
Un abrazo y como te gusta decir a ti, bla, bla, bla...
Minu
Encantado de conocerte, Minuet. Y más, con motivo de tu comentario. Te agradezco que entres en esta modesta página. Bienvenida. Parece que estamos de acuerdo en casi todo, en relación con el tabaco. Yo creo que las cosas estaban bien como estaban. Saludos.
ResponderEliminarUn placer leerte, me encanta tu blog y cualquier espacio libre para dar opiniones libres...este me pareció muy oportuno, así que me quedo...
ResponderEliminarSaludos y bsos