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Me permito dar la vuelta a la superconocida consigna desiderativa, emblema y guía de todo rebelde y/o conjurado, en cualquier orden de cosas, para expresar mi postura en relación con la actuación de “la Roja”. Ya saben, la Selección Española de Fútbol. Hasta esta mañana, sin llegar al extremo de los que van por la calle metidos en cualquier envoltorio rojigualda o adornan sus balcones con la enseña nacional, o vienen participando en sesiones orgiásticas cada vez que a nuestro once le toca partido..., pues me he sentido interesado por la actuación y por los resultados de los de Del Bosque, he visto los encuentros con cierta emoción e inquietud y, cómo no, me he alegrado por los éxitos, que se resumen en la llegada a los Cuartos.

¿Qué ha sucedido esta mañana para que me enfríe, para que mi trayectoria de aficionado vaya ya más ralentizada y mi entusiasmo, siempre moderado, decline ya visiblemente? Algo muy simple. ¿Cómo no se me había ocurrido antes imaginármelo? Es esto: he oído en un programa deportivo de radio que, si España alcanza la copa finalmente, a cada jugador se le pondrá en la mano… (me conmuevo al ir a escribirlo) la suma de 600.000 euros. Rediós, 600.000 euros, es decir, 100.000.000 de pesetas. ¿Es eso posible? Lo es. Pero, ¿es justo? Creo que no. No olvidemos, ni siquiera bajo los efectos narcóticos del deporte nacional, la crisis y esas cosas. En total, serían más de 1.200.000.000 de pesetas, que formarían casi como una Torre del Oro de billetes, puesto uno encima de otro.
Esta mañana he caído en la cuenta de que nos estamos volviendo locos. Al menos en nuestro país. Yo quiero hacer un acto de cordura (¡de justicia!) y no entrar por el aro. El aro ese que intentan que atravesemos los medios de comunicación, tan interesados en que adoremos al Becerro de Oro “Rojo” y estemos en vilo cada vez que participa en duelo contra algún otro ídolo enemigo. ¡Si han conseguido que los españoles, notoriamente poco afectos a todo lo nacional, sembremos de banderas nuestras calles! Eso sí, con banderas confeccionadas con género menor, de las que se venden en los chinos a dos o tres euros. Porque no nos es dado gastar más en símbolos, no sea que no quede para la manduca. Y los chavales de los 100.000.000 no van a repartir nada en subvenciones, ni siquiera para eso.
Lógica, pues, mi conclusión, que avanzo en el título: mientras menos partidos ganen, menos dinero ganarán. Mientras más pierdan, menos perderemos. Mientras peor, mejor.
Tremenda conclusion, pero real tal cual tu lo planteas.
ResponderEliminarSaludos y buen fin de semana.
Sólo con llegar a la final, habrá nuevos gastos: los políticos, y a esto se apuntan todos, acudirán como moscas para verla in situ. ¿Quién pagará desplazamientos, hoteles, seguridad,etc.?
ResponderEliminarNo entiendo por qué 20 multimillonarios en calzoncilllos corriendo detrás de una pelota moviliza a tanta gente. O, a lo mejor, sí lo comprendo...
Saludos
El que hace algo grande merece algo grande. Ser grande hoy es tener "billetes". Ellos son ahora los héroes de una sociedad "rara" con una lógica basada en el tener. Jamás se le ocurrirían esas ideas a otros profesionales ¿o sí? ¿Sólo busca el bien el científico aislado en su gabinete? ¿No busca la fama, el éxito, el reconocimiento? En esta historia ellos ganan, pero... otros ganan más haciendo menos. ¡¡Digo yo!!BIBA ER FUMBO!! ¡BIBA ER CIRCO!!
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